02 agosto 2007

Volver a empezar

Yo, que creía saber tanto de mí y de los hombres, y de mis relaciones… No sé si es mala suerte, torpeza al elegir o casualidad, pero está claro que esta asignatura ni se me ha dado tan bien como las matemáticas, ni la domino en absoluto. Será que aún me faltan cosas por aprender, por admitir, por cambiar y sobre todo, por comprender.
En estas últimas semanas he aprendido que mi vida no debe girar en torno a ninguna persona, ni siquiera mi pareja, y nunca esperar de él más de lo que puedo esperar de un amigo o un vecino. Está claro que es mejor no esperar nada de nadie, porque así las decepciones simplemente no existen.
Mis reflexiones también me han llevado a admitir, que si alguna vez en mi vida (no es este el caso) el tiempo me demuestra que aquello en lo que puse casi todo mi tiempo y mi corazón resultó ser tal vez en un momento dado una mentira, porque callarse las cosas es una forma de mentir, pues tendré que aceptarlo y llorar, gritar o enfadarme, si es lo que me apetece.Y aprender de ello.
 
Sigo pensando... Estoy contenta y orgullosa de haber cambiado mi manera de actuar y ya he empezado a complacerme más a mí misma. Y es que me he pasado muchas horas de mi vida preocupándome y complaciendo a otr@s, y me he dado cuenta que eso no conduce a nada, porque ell@s no tienen que comportarse conmigo de la manera que yo espero. Y no me refiero solo a relaciones de pareja. Esto me lleva a releer el segundo párrafo...
Además, he comprendido que el sentir algo hoy no implica que un@ lo sienta mañana o dentro de dos años, y que reclamar amor es absurdo. He comprendido también a Martín, y a mí misma, aún a riesgo de que no sabemos a ciencia cierta si rompemos las relaciones por las razones adecuadas, se presume que son acertadas cuando vemos que una relación no avanza... Separarse no es dejar de amar, pero amar no es suficiente. Y ya lo dijo Gandhi... “Todo lo que es bueno dura el tiempo necesario para convertirse en inolvidable.”
Y mientras me repongo de esa herida tan profunda que ha dejado esa experiencia en mi vida, pues intento continuar aprendiendo... Leí hace poco esta frase y me encantó, y tengo que aprender a “tener la serenidad para cambiar las cosas que puedo cambiar, el valor para aceptar las que no puedo y la sabiduría para lograr distinguirlas.” Bueno, en realidad son tres… o cuatro, porque he de valorar y de admitir que parte de lo valioso que hay en mí se quedó también en Martín, al igual que parte de lo suyo se quedó en mí, algo de lo que ambos nos hemos sentido orgullosos, al menos yo. Hay momentos en los que uno mismo sabe quien ha sido importante en sua vida, quien nunca lo fue y quien siempre lo será. Y este es el caso, porque ha sido y será importante alguien a quien presumo que querré siempre porque ...

Con Hombres así da gusto compartir la vida, claro que ha dejado el listón bien ALTO. 





No hay comentarios: