25 agosto 2008

Entre mares e interiores


Un año más con la misma sensación, y es que se aproxima el 25 de agosto y ya siento que ha llegado el final del verano. Unas mañanas menos luminosas y ese sol que cada día se acuesta más temprano se encargan de recordarme que el verano está dando sus últimos coletazos... y que el otoño se aproxima, snif, snif.

Este verano de 2.008 lo he vivido con mucha intensidad y se podría decir que a mí gusto, es lo que tiene no tener que pedir opinión al contrario y por eso he elegido pasar muchos fines de semana tocando diferentes costas y lugares del interior de la geografía española. Algunos días y noches entre mares, con ratos estupendos en un Gijón soleado, ¡menuda suerte!, en el encantador pueblecillo de Peñíscola, el absolutamente recomendable Oceanografic de Valencia y, por supuesto, en Cádiz. Siempre es un placer para mí volver a Cádiz, ciudad donde voy con bastante periodicidad, y es que, además de tener allí buenos amigos, resulta que me encanta esta provincia, su capital, sus pueblos, su gente e indiscutiblemente, sus playas.

Conseguida en el Oceanografic, Valencia


Cualquiera que me conozca sabe que me maravilla acercarme al mar; pero también he pasado otros días y noches en el interior de esta España nuestra, por ejemplo, en El Bierzo,
zona que también os recomiendo por sus parajes maravillosos, y en esa Zaragoza que si bien me atrae como ciudad he de reconocer que la Expo me ha decepcionado, y eso que ya iba advertida...

¿Qué por qué me ha decepcionado? Por resumir un poco: tres "ces", caro, colas y calor, mucho calor y, tal vez una cuarta: carteles, mogollón de carteles para leer...., en mi opinión, un día ha sido más que suficiente porque no nos pareció que dejáramos gran cosa por ver. Me gustaría dejar claro que es tan sólo mi impresión, es más, es bien probable que no esté siendo muy objetiva teniendo en cuenta que me perdí muchas cosas que recomiendan, por ejemplo, no estuve en la Torre del Agua, ni vi el pabellón de Alemania, ni viví Expo-la nuit...

No obstante, tengo que decir a su favor que el personal que informa a medida que la gente hace la primera cola (pabellón de España), y nos cuenta qué debemos hacer para ganar tiempo, así como el hecho de que te permitan elegir ver determinados pabellones con cita previa con el fin de entrar directamente sin hacer cola, está muy bien pensado y organizado. Lo que no me gustó tanto es la zona habilitada para que utilice la gente que lleva su propia comida, suelo hay mucho y bancos también; pero, vamos, digo yo que unas mesas y unas sillas tampoco estaría mal...

Particularmente, me resultó muy interesante el pabellón de España en cuanto a montaje y explicaciones, y me divertí un montón en el de Filipinas aunque no tenía mucho que ver con el lema de la Expo; nos invitaron a una degustación de café del país y a un masaje filipino de 15 minutos, ambas cosas excepcionales, y obviamente dejamos una propinilla a la masajista. Hay varios turnos de masajes, tan sólo hay que estar 15 minutos antes y pedirle a la prima de Imelda Marcos que te apunte en el cuaderno, al menos se parecía mucha a ella...

Mi impresión general fue las grandes diferencias entre los pabellones. Hay países que han cumplido con el lema del Agua y Desarrollo Sostenible y otros que no les ha debido llegar el formulario de solicitud, por ejemplo Egipto..., aún sigo sin comprender el motivo de la larga fila para acceder a este pabellón. No cuestiono el valor de aquellas piezas arqueólogicas, pero casi una hora para llegar y ver una pequeña sala de unos 10/12 metros, tres tiendas de papiros y avalorios, y un baretillo con granizado de tamarindos…, me pareció un poco lamentable.

Arabia Saudí desplegando medios, eso sí. Se nota donde hay pasta. Tiene mogollón de pantallas de plasma con imágenes que honran sin parar a su monarca y, además, dan mucho bombo al país como destino apetecible como inversión de capital extranjero. No obstante, el montaje es fantástico y a mí me gustó mucho. Escenificaban también con una marioneta-grifo y un decorado muy gracioso, la importancia de no malgastar el agua.

El Pabellón del Caribe es divertido, chiringuito con mojitos y otros cócteles, orquestilla, pero como cada isla tiene su zona, no les ha dado más que para unas sillas y algún que otro póster con imágenes de sus playas, un poco estilo FITUR (feria del Turismo). En algún lugar en la Red leí que el de Latinoamérica era también un poco light, con una megafoto de las cataratas de Iguazú en el pabellón de Brasil, ¡tomada desde el lado argentino! Vaya despiste...

Aprovechando el viaje a Zaragoza, pues otro día para lo típico de la ciudad, visitando la basílica de El Pilar que parecía El Rastro en hora punta. Cielos, que follón. Allí también había largas colas: para ver a la Virgen, para comprar unas cintas, en fin, varias colas como digo, y gente por doquier tirando fotos sin parar a pesar de los carteles de prohibición. Foto de rigor con las palomas de la plaza, que no es que les tenga mucha estima a estos animales, es más, me parecen asquerosas y mira que elegirlas como el símbolo de la paz con lo que incordian... Afortunadamente, están a su aire y no hay que hacer cola para hacer la foto.

Y cuando no he viajado, pues he estado divirtiéndome en Madrid y recreándome pensando y organizando mis próximas vacaciones otoñales, que de alguna manera me sirven para alargar el verano... Y después viene Nochevieja, y Semana Santa...