22 enero 2009

Por las aguas del Mekong

Por fin tengo tiempo para poner orden en mi cuaderno de viaje y empezar a relatar el viaje del pasado noviembre, que veo que se me junta con el próximo...


Después de un magnífico día en Chiang Mai, viajamos en mini-van desde allí hasta Chiang Khong, un trayecto nocturno de unas seis horas, que puede ser más breve de día y, sobre todo, más aconsejable desde mi punto de vista ya que un poco si que sufrimos porque la velocidad no era desde luego la más apropiada… Llegamos al bungalow sobre las tres de la mañana, y entre los animalitos del bosque, la lluvia incesante y los madrugones que se pegan los gallos en Asia, la verdad que nos levantamos sin haber dormido apenas. A lo mejor estoy en un error, pero yo pensaba que los gallos cantan al amanecer, no sincronizadamente, pero más o menos a la vez; pero parece ser que en Tailandia, y por lo que pudimos escuchar en Laos, también ocurre que los gallos conversan sin parar, o igual es que se van turnando para quedarse dormidos cuando amanezca... Insoportable, de verdad.

Después de desayunar ante unas vistas muy chulas de la otra orilla del Mekong y un primer plano de sus amarronadas aguas, te llevan en 4x4 para hacer los trámites en la frontera tailandesa y más tarde, cruzar el río en una barca hasta Huay Xai. En este punto, al bajarse del 4x4 me refiero, es importante que uno se asegure de que el tipo nos de una identificación (además de un papelito escrito en tailandés), para que el barquero sepa que has pagado, o no te dejará subir ni aunque llores… Lo normal suele ser una pegatina, pero no sé que “compañía” era la nuestra que después de regresar al lugar donde nos había dejado el 4x4, nos pintorrejearon la mano de rotulador azul… Hombre, a mí, cuando mi sobrino me hace un "tatoo" que llama él, pues me hace gracia, pero con aquello flipé un poco, aunque gracias a esa guarrada nos aceptaron en la barca y logramos cruzar el río. Todos estos “trámites” los hicimos paseando por un maravilloso barrizal y bajo un diluvio de órdago, con lo cual a mis botas nuevas ya empecé a llamarlas simplemente botas.

Los trámites de salida de Tailandia hacía el llamado Laos (Lao, República Democrática Popular Lao), son bastante lentos ya que hay un gran tapón de humanos por allí, muchos turistas y también lugareños que viajan al vecino Lao, y una única ventanilla para entregar los documentos...


A continuación, una foto que refleja la llegada al paso fronterizo de Laos. El toldito azul es la parada de los que van en barco rápido y la gran terraza donde se agolpa la multitud que va en barco lento; cuando toda la gente ha pagado el visado y recuperado el pasaporte, te llevan en tuc tuc a otro sitio, casualmente junto a una tienda de alimentación... hasta la hora de salida del barco, hora que ningún humano sabe confirmar.


Los trámites a este lado son igual de rápidos, cosa que ya intuía, teniendo en cuenta el carácter tranquiiiiilo de los laosianos porque está claro que el estrés no ha conseguido atravesar sus fronteras, yo creo que se ha quedado en esa ventanilla. No sé si habrá sido mala suerte o casualidad el hecho de que mis postales hayan tardado dos meses y medio en llegar…

En este punto ya di uso a casi todos los monederos que llevé conmigo, bueno, y de entrada, un subidón de la leche porque entregas cien euritos y el tipo te da un millón y pico de fulanitos (Kips), vamos que te sientes tan millonario como Roldán!! Eso sí, un lío con la moneda del copón ya que algunos billetes tienen un color diferente según del lado que lo mires, vamos que te lleva un rato la operación de pagar, pero son muy chulos.

Existen dos opciones para realizar la travesía desde Huay Xai a Luang Prabang. El speedboat tarda unas seis horas en hacer el trayecto hasta Luang Prabang, parece que te dan un kit de casco y salvavidas, con lo cual ya se puede uno hacer una idea de lo que puede llegar a acontecer…

Nuestra opción era el barco lento, una barcaza que realiza el viaje en dos etapas de unas 7 y 6 horas cada una, parando a hacer noche en un pueblo llamado Pak Beng. Estos barcos salen aproximadamente a las once de la mañana, y lo de aproximadamente es un término habitual en ese país, y es que porque hora fija no hay, más bien creo que es cuando el capitán se para un momentito a pensar que la barca con una persona más y su equipaje igual se hunde... De hecho, salimos a las 12 y pico porque todavía cabía mucha gente, claro, que para algo están las sillitas de plástico que van colocando en el pasillo central...

En la barcaza calculo que viajábamos más de 100 personas, la mayoría turistas y algunos lugareños, destacando cuatros monjes, que englobaré en el grupo de turistas. Los monjes turistas, así les llamábamos, era un pandy de cuatro afables monjes ataviados con túnicas anaranjadas de muy buena calidad, se notaba nada más ver la caída de la tela, que parecían divertirse mucho durante el trayecto. Al principio nos quedamos con las ganas de tirar unas fotos por aquello de que daba cosa, hasta qué, al igual que el resto de turistas, nos percatamos que ellos nos hacían fotos a nosotros sin reparo alguno, con sus pedazos de cámaras de fotos, otra de vídeo y un maletín que “parecía” contener un portátil; yo me estaba imaginando la escena de descarga de fotos, pero eso no ocurrió.




Al final de las siete horas en esos estrechos y duros banquitos, a pesar de los cojines que compramos en la frontera, todavía desde la barca pudimos contemplar un precioso atardecer.


Puesta de sol en el río Mekong


Cuando llegamos a
Pak Beng era ya de noche, fuera y... dentro del barco, pues también, vamos, que no había luz. Es muy recomendable llevar linternita a estos viajes de semiaventura, algo que resultó muy útil a la hora de localizar las mochilas entre las cientos que hay en la parte de atrás del barco, y dicho sea de paso, no es necesario que la coloques perfectamente e intentes recordar donde la dejas, porque la gente del barco luego te la pone donde le parece...

Al desembarcar, montones de chavalillos te ofrecen habitaciones en alquiler, las que vimos muy caras para lo cutres que eran y se podría decir que la elección se basó en la más limpia y la que aparentemente tenia menos bichos, aunque la conclusión fue que debía tener peor luz...
200 Baths (admiten moneda thai) pagamos por habitación con baño, compartida con hormiguitas y además, con derecho a usar toallas de hace 20 años, exfoliantes se podría decir.

Sin embargo, cenamos en un sitio fabuloso, que no tiene nombre!?, pero es de bambú, tiene una escaleritas, y está al lado de otro restaurante que está frente a Vandana Guest House. Después de degustar sabrosos platos de la cocina de la zona
como lard y el típico arroz pegajoso ante una buena beer-lao, de 650ml la grande..., supongo que muy bien cocinados a razón del tiempo que tardaron en servirnos... Y genial la recomendación de unos compañeros de barco porque los rollitos de primavera estaban deliciosos, tanto que volvimos al día siguiente para comprar más, esta vez take away que se se encargó el chavalito que era el dueño de comentárnoslo la noche antes, así que volvimos a desayunar al mismo sitio. Eso es Márketing y lo demás tonterías, aunque sea el restaurante sin nombre.

El pueblo es básicamente una calle con construcciones en general humildes y otras no tanto, y muchas, pero muchas parabólicas, enormes. Ven muchos programas de tele, concursos y series, bueno y por supuesto fútbol, que mueve pasiones, comprensible, que otra cosa pueden hacer...



Calle principal de Pak Beng

El puerto deportivo de Pak Beng, a punto de embarcar :-))


Al día siguiente, el barco no salió sobre las 9, eran las diez y pico, pero no pasa nada porque estás en Laos y te tienes que adaptar. Resultó que un motero que aparentaba 60 y pico años, llegó a ultima hora de la supuesta hora de salida con su mochila y su moto..., y claro, subir a bordo una moto, pues lleva su tiempo porque pesa, supongo que no tendrán mucha práctica, hay que atarla con cuerdas y tal. Yo estaba dormida y me lo perdí, pero me contaron que hubo momentos de tensión...

Es un barco lento porque va haciendo paradas en los poblados, donde ves a sus gentes trabajando, en su mayoría niños que se acercan con vistosas telas o suben al barco para vender bebidas y bolsas de patatas. Otras veces se divierten chapoteando en el agua, y siempre, siempre, nos saludaban encantados. Y luego están otras situaciones que sucedieron y que te hacían reír, por ejemplo, la típica mujer laosiana con su madre ya mayor, su bolsito de fin de semana y una bolsa de naranjas que llegaron a toda máquina en un barquito con motor, y gritando para que el que llevaba la barcaza se percatara..., y claro, no te queda otra que ayudar a subir si coincide que estás sentado en el banquito-puerta, justo allí, allí es donde se le ocurrió para al tipo que llevaba el timón del barquito..., y ellas partiéndose de risa, no os creáis. Otros llegaban con sacos que descargaban unos pueblos más tarde descargaban, sería la compra... También había una pandillita de 3 o 4 chicas que bebieron demasiada cerveza y estaban con un pedo tremendo. Pero los monjes turistas eran lo más, una lástima que estaban bastante alejados y no pudimos conversar.

El viaje es muy agradable en sí, pero creo que dos días son suficientes.
Las vistas fueron realmente bonitas a lo largo de todo el trayecto si bien es cierto que el paisaje es un poco monótono, verde y más verde a una orilla y a otra, y ese agua tan fangosa, amarronada y sucia, alguna barca que sorprende de vez en cuando en sentido contrario cuyos ocupantes nos saludaban sin cesar. He aquí algunas imágenes del trayecto en general.










Aún con luz, llegamos a Luang Prabang una deliciosa ciudad que se merece otro post...

06 enero 2009

Carta de los Reyes Magos



Lejano Oriente, 6 de enero de 2.009


Querida Ana:

Te puedes imaginar que nos llegan enormes montañas de cartas cada año por estas fechas, y si bien es cierto que nos encantaría poder responderos a todos, también es obvio que no tenemos tiempo para ello. 

No obstante, tu carta nos emocionó tanto que ante tanta ingenuidad depositada en esos párrafos, hemos pensado en sentarnos un ratito en el sofá y escribirte unas letras.

Sentimos ser tan directos, pero no deberías ser tan inocente ¿Aún crees que las cosas salen tan sólo porque tú las deseas y nos las pides en una carta? Las cosas que merecen la pena las consigue la gente porque se lo curra, esto es así, lo mires por donde lo mires porque ni existe carta mágica, ni nosotros somos magos. Cada uno es responsable de sus logros personales, de sus triunfos y sus fracasos, así es que no nos vuelvas a dar las gracias a nosotros, vete y mírate al espejo y te las das a ti misma.

Tres abrazos,

Melchor, Gaspar y Baltasar

01 enero 2009

Feliz 2.009


Pues eso, que...