26 junio 2008

Fascinada con el FIMO

¡¡¡Notición!!! Desde ayer tengo un hobby nuevo, de esos que molan mogollón y que enganchan. Tengo la certeza que a partir de hoy, en mi vida y en mi agenda habrá muchos momentos dedicados a hacer rollitos..., ¡rollitos de FIMO! Y todo gracias a Alicia que me habló de este arte y a Mayka, que paciente y generosamente se ofreció a mostrarnos las explicaciones necesarias para desarrollar esta técnica. Ha sido una tarde-noche geniaaaaaal y ya tengo en mente nuevos diseños.

Lo mejor del asunto es que cada rollito que uno hace, es único e irrepetible, y además de tener personalidad propia, el hecho de que se pueda aplicar a muchos complementos y a numerosos objetos de decoración del hogar lo convierte en una magnifica afición con la que desarrollar la creatividad. He aquí mis primeras creaciones:

Y he aquí un momento confesión: Resulta, que recientemente he descubierto que soy una persona creativa, y digo recientemente porque en los últimos meses me lo ha dicho tanta gente que ya me lo he creído y hasta podría incluirlo en el C.V.

Cierto es que siempre me he visto como una persona coqueta, con un gusto bien definido, especialmente rarita a la hora de combinar colores tanto en el vestir como en la
decoración de mi casa, original si cabe..., pero ¿creativa? Yo pensaba que me quedaba grande la palabrita, pero mira tú por donde todo eso es lo que engloba ese término.

Y en esto estoy, amigos. Encantada de la vida.

18 junio 2008

Entre libros


Menuda estampa que vimos el pasado sábado en la feria del libro. Ella, él, el perro "mayor" y el perro “menor”, supongo que demasiado pequeño para ir andando!? Qué cosas, no sé si calificarla de entrañable o de ridícula. Hablaban en inglés (los adultos). Y claro, como hacía calor iban sin ropa (los perros), porque no hace mucho que me enteré que hay a la venta hasta ropa interior para estos animalillos. Tronchante!!



Además de reír ante semejante viñeta, recorrimos la feria y nos paramos en algunas de las casetas. Menuda fila de gente a la espera de una firma de Buenafuente en su libro, increíble, tan larga como la del puesto de helados y teniendo en cuenta la asfixiante tarde de sábado, os aseguro que era considerablemente larga. Me sorprendió ver firmando libros a ciertos personajes, más que nada porque no tenía ni idea que hubieran escrito algo, me refiero por ejemplo al tal Risto Mejide, que estaba al lado de Buenafuente y con muchísimo menos follón, o a Cándida con su libro de cocina.


Aunque mi pequeña montaña de libros pendientes de leer va creciendo desde Navidad, y es que los tutoriales de blogs y de photoshop me tienen tan absorbida que apenas tengo tiempo de avanzar en mis lecturas, además de que tengo un poco aparcados el manual del buceo y el de reflexología podal…, pero por supuesto que compré, y en concreto me decanté por dos libros: La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel y 2666, de Roberto Bolaño.

Me decidí por el primero porque le encantó a una de mis mejores amigas y por eso me lo recomendó junto con otro libro que no encontré, Cazadores de humo, de Óscar Lobato que está ambientado en Cádiz. Confío plenamente en el buen criterio de mi querida gaditana y ya intuyo que me gustará está historia de amistad entre dos hombres.

Compré una reciente edición comprimida de 2.666, bastante mejor encuadernada que la que conocía, por tratarse de un libro del que escuché hablar maravillas a un amigo, gran lector, y de estas personas que además de leer mucho es exigente con los autores que decide leer. Según él, era un imprescindible y lo consideraba muy buen libro, y se dio la circunstancia que fue el libro que me recomendó el chico del puesto de la feria donde lo compré. Precisamente ese entre cientos. En casa me he enterado que las historias son independientes, y no entrelazadas como yo pensaba. Ya veremos si me atrapa o lo abandono;-)




15 junio 2008

Sigo seducida

Efectivamente, sigo seducida, y por eso ya he añadido París a la lista de mis próximos viajes. A ver si puedo ir a algún conciertito este verano, ummm...

Junto a la Isla de la Cité, una gran isla en mitad del Sena que está comunicada por ocho puentes, se encuentra el barrio latino que me pareció una zona muy divertida y con mucho encanto, a pesar de lo turística que resulta. Según he leído, el nombre viene nada menos que del medievo, época en la que la mayoría de los estudiantes que vivían por la zona y acudían a la Sorbona hablaban en latín. Unas callejuelas que sirvieron de escenario principal de la historia francesa fueron además el origen de los movimientos estudiantiles de los siglos XIX y XX, y por si eso fuera poco, también el núcleo de los acontecimientos de mayo del 68 en el país vecino. Hay una calle principal en la que se respira muy, pero que muy buen rollo, repleta de bares y restaurantes, clubes de jazz, librerías y pequeñas tiendas de delicatessen, una monada, de esas que da hasta pena no comprar. Me gustó especialmente una con objetos de decoración hechos con cristal. Preciosa, pero cara a rabiar.

La catedral de Notre Dame está a tiro de piedra, junto al río Sena, un edificio que llama la atención por lo largo que es y por el tamaño de sus rosetones acristalados. En las proximidades del barrio, dicen que una zona de las más animadas en la tarde-noche parisina, hay varias tiendas muy curiosas que sirven de reunión a los aficionados a juegos de roll y, por ejemplo, una tienda muy interesante con todos los juegos de mesa y puzzles imaginables a la venta.

El símbolo de París y uno de los lugares más visitados es la Torre Eiffel, aunque sólo la vi de lejos..., dicen que siempre hay que dejar algo pendiente como excusa para regresar, si bien es cierto que esta ciudad no necesita pretextos. Otro lugar típico de las fotos es el Arco del Triunfo, ordenado construir por Napoleón, a su gusto, con el fin de homenajear al ejército que batalló en Austerlitz allá por el 1.806. De la rotonda en la que se encuentra salen un montón de avenidas, entre ellas la de los Campos Elíseos, todo elegancia y cargada de exclusivas boutiques y lujosos restaurantes.



El edificio donde se ubica El Louvre es un pasote, precioso, y desde luego que no eligió mal sitio el Rey Sol para vivir, no. Lo clásico contrasta con lo moderno. Nada que ver con el Centro Pompidou que llama la atención por un provocador edificio que desde luego rompió moldes en los 70 y los sigue rompiendo porque choca absolutamente con la estética clásica y romántica de los edificios. Es un construcción muy moderna, con unas escaleras mecánicas que cruzan la fachada principal de un lado a otro, y una posterior, llena de tubos pintados de colores muy vivos que son los conductos del aire acondicionado, calefacción…, y que le dan un aspecto de lo más divertido. A mí me encantó, lo mismo que el interior del edificio de las galerías Lafallete, cerca de la Ópera. Precioso.


Un dato interesante respecto a los museos. Consultando los foros he dado con una opción interesante que ahorra tiempo y dinero, y es comprar la tarjeta Paris Museum Pass que incluye la entrada a más de 60 lugares (Torre Eiffel no incluida), y se puede comprar antes de viajar en la Casa de Francia (Torre de Madrid) o a través de internet. Además de ahorrar dinero, admite entradas ilimitadas al mismo lugar y evita hacer colas. Por otro lado, si eres flexible con tus fechas de viaje, está bien saber que el primer domingo de cada mes los museos en París son gratis.

Una curiosidad. El parque más grande de París es tan grande que ¡es un bosque! El bosque de Bologne, y que veré la próxima vez que vaya junto con el parque de la Villette donde se celebran en verano festivales musicales y cine, creo que gratuitos. Me llevé una agradable sorpresa al llegar a los Jardines de Luxemburgo, no por los jardines en sí, que son preciosos con una zona para picnic y todo, pero la inesperada exposición fotográfica patrocinada por Canon, me fascinó. Fotografías fabulosas colgadas en el exterior de la valla que bordea los jardines, y que estará allí hasta el 15 de julio.

Desde el punto de vista gastronómico, me ha parecido genial. Amplia oferta y precios de todo tipo, tampoco me ha resultado una ciudad excesivamente cara, será que Madrid se ha puesto a su altura... Los crêpes en las crêperies, desde luego, y mejor los salados hechos con esa masa de un color más oscuro que usan allí. Como tantas ciudades cosmopolitas, existe una gran variedad de restaurantes, toda una amplia gama de asiáticos, senegaleses, afganos, libaneses... Mis favoritos han sido las llamadas cavas, que vienen a ser como las vinotecas de aquí, con una amplia gama de vinos y alguna cosita para tapear, sin faltar las tablas de quesos y patés!! Algunos de los lugares recomendados por lugareños son por ejemplo, Le verre volé, una monada de sitio y en una zona muy animada (67 rue de Lancry, y 38 rue Oberkampf) , y el Palais du Bon Vin (b42 rue Léon Frot).

Y digo yoooo, ¿Por qué habré tardado tanto en ir a conocer París? Estuvo en “la lista” varias veces, es cierto, pero finalmente la elección fue otra. Me quedo con estupendas imágenes en mi retina y una larga lista con todo lo pendiente, porque me apetece mucho viajar de nuevo a París y, además, me encantaría que fuera pronto. Una sensación parecida la tuve cuando estuve en Praga, pero no me sucedió con Londres o Roma; es curioso esto de que te caiga bien o mal una ciudad y que despierte en uno el deseo de repetir visita en un breve espacio de tiempo, o simplemente nos sea suficiente con recordarla.

Por si queréis echar un vistazo dejo estos enlaces que, personalmente, me han resultado interesantes:

http://www.revistatravesias.com/numero-74/articulos-principales/lo-mejor-de-paris-por-menos.html

04 junio 2008

Seducida por una ciudad

París huele a primavera y seduce sin esfuerzo alguno, tener la oportunidad de empaparme unos días de esa maravilla de ciudad ha sido genial.

Leo aquí que "el sobrenombre de Ciudad de la Luz se debe a que París fue la primera ciudad en dotar a sus calles y edificios importantes de luz eléctrica, lo que causó admiración en todo el mundo..., París, ha sido también la luz del mundo y ciudad adelantada a su tiempo como muestra el hecho de que aquí se fraguaron los derechos del hombre, y los principios de libertad, igualdad y fraternidad, principios que aún hoy no están presentes en muchos lugares del mundo."

Aunque sólo he visitado París en invierno y primavera, y no deja de ser una ciudad gris, intuyo que brilla siempre a los ojos de cualquier persona independientemente de la época del año que se visite, y esto a pesar de que la climatología que me ha acompañado en ambos viajes ha sido terrible: lluvia intensa, amanece despejado y al rato se nubla y llueve, vemos sol, mucho sol y de repente llueve y sopla un viento del copón, o lluvia y mucha lluvia por la mañana, unos rayitos de sol y vuelta a llover..., no me extraña que esté todo tan verde, y es que este color tiene un precio. Ni que decir tiene que la lluvia desluce un motón las vistas, las fotos, y todo en general; pero aún con lluvia, volveré a París.

Son tantos los lugares interesantes y tantas las maravillas artísticas que ofrece, que no se sabe por dónde empezar, y creo que en realidad da lo mismo que vayas tres, cinco o quince días, porque siempre faltará tiempo para verlo todo y te quedarás con ganas de repetir..., al menos esta es mi experiencia. Por otro lado, y en contra de lo que había escuchado y leído, los parisinos me han parecido muy amables y simpáticos, hasta bromistas.

París es más que una ciudad con encanto, es un caracol de barrios y mezcla de culturas bien diferentes. Romántica por excelencia, enamoran sus edificios, sus calles y su ambiente con todo un abanico de posibilidades, ya que uno puede escoger el París más monumental, el artista o el más chic, sin olvidar Paris la nuit.

Me fascinó esa Chueca parisina, El Marais, que me resultó un barrio con mucho encanto y con unas tiendas la mar de bonitas en las que vendían cosas muy originales, y con bastantes pastelerías judías que se encargan de recordarnos los orígenes del barrio. Callejear por esa zona es genial, y ni que decir tiene que me faltó tiempo para verlo todo y elegir mejor las compras.

Cerca de este barrio está la plaza de la Bastilla, con un mercado que está fenomenal. Magnifica representación gastronómica del país cada martes y jueves, tanto, que todo es apetecible, el pan, los patés y los quesos. Adoro el queso, por lo tanto mi perdición... Según me contaron cuando se acerca la hora de cierre del mercado los precios bajan mogollón, lógico, por lo tanto si el plan del día lo permite es mejor ir a esa hora. Dejo algunas de las webs de productos que me resultaron apetecibles y muy ricos, quesos y patés.

www.aubonfromage.com

www.lapetiteperigourdine.fr

En lo alto de la colina de Montmartre se asoma la Basílica del Sagrado Corazón, cuya construcción fue consecuencia de una promesa por parte de un grupo de católicos que en 1870 prometieron construir una iglesia al Sagrado Corazón si París salía intacto del ataque de los prusianos. El mantenimiento debe ser carillo, ya que encender una velita pequeña costaba 2 euros, bueno, igual estaba bien de precio porque desconozco las tarifas en España. Su localización le otorga un entorno espectacular a la propia basílica y, además, a su cúpula, un segundo lugar en el podium de los puntos más altos de la ciudad, después de la Torre Eiffel, con unas magníficas vistas desde la cúpula (entrada 5 euritos) que ayudan mucho a posicionar cada monumento en la mente, ya sabéis de mi torpeza con los mapas, ejem. El tipo de construcción, la zona ajardinada a sus pies, mogollón de escaleras, esa piedra tan blanca…, como que me recordaba un poco a un templo hindú, un pequeñito Taj Mahal.

Vistas de París desde la cúpula des Sagrado Corazón


Pasear por las calles de Montmartre es una delicia porque ello te brinda la posibilidad de encontrarte con artistas de todo tipo, desde pintores y retratistas, hasta mimos y músicos, y lo último que parece que se lleva que es el personajillo que te recorta el perfil de tu rostro en cartulina.

La plaza du Tetre, conocida como la plaza de los artistas es un lugar de paso obligado, con un ambiente formidable porque están pintando sus propios cuadros. Próximo a la plaza está el Molino Rojo, y el café de Amelie Pulan, el de la peli (El estanque de los dos molinos, en el 15 de Rue Lepic), aunque hay muchos otros con ambiente más bohemio.


02 junio 2008

Dejarse conocer

Hace años me costaba un montón abrirme a la gente, y me limitaba a contar de mi vida cosas superficiales, meras anécdotas. Y es que, abrir a otros la puerta de mi corazón suponía permitir que entrasen a cotillear en mi hogar y descubrieran en él mi mundo más personal, lo que pienso, lo que temo…, en parte por timidez y en parte porque de alguna manera nos han educado para no parecer vulnerables ante los ojos de cualquiera.

Con los años y el tiempo he comprendido que todo en la vida supone un riesgo y que si me resigno a no compartir con otros y a no permitir que me conozcan, eso implica que también me voy a perder muchas cosas de los demás. Y aunque existe la posibilidad de que esta conducta me decepcione y conlleve tal vez a sufrir con unas gotas de amargura, es infinitamente mejor arriesgarse, porque el que no arriesga no gana y, como no sé quien dijo, los cobardes son los que siempre pierden.

Me ha venido a la memoria el libro de El Principito porque he visto la fotografía creada por Ouka Leele en una exposición que hay en el Museo del Traje. Me gustó mucho el libro de El Principito, y recuerdo que me encantó también la adaptación de la obra estrenada hace años en las fiestas de mi cole, y es que tenía algunas compañeras que eran realmente muy buenas en el mundo de la interpretación.

El capítulo de la conversación entre el zorro y el principito está muy bien. Pues claro que vale la pena domesticar y ser domesticado, después de todo, está genial eso de dejarse conocer y al mismo tiempo desear conocer a otros. Y al final, trasladando la imagen de su amigo al paisaje que contempla piensa que ese trigo que ve ya no será más el trigo, sino el pelo rubio que le recuerda a su amigo... A mí al menos, me invita a pensar sobre lo significativo que es crear verdaderos lazos de amistad, esos que ciertamente nos convierten en muchos momentos en seres únicos y especiales para otras personitas. Mola mucho.


Apareció entonces el zorro.

-Buenos días -saludó el zorro.

-Buenos días -contestó amablemente el Principito que al darse vuelta en dirección a la voz no vio a nadie.

-Si me buscas, aquí estoy -aclaró el zorro- debajo del manzano.

-Pero… ¿Quién eres tú? -preguntó el Principito-. Eres muy hermoso.

-Soy un zorro -dijo el zorro.

-Acércate…, ven a jugar conmigo -propuso el Principito- ¡Estoy tan triste!.

-¿Jugar contigo? No…, no puedo -dijo el zorro-. Aún no estoy domesticado.

-¡Ah! Perdón -se excusó el Principito.

Interrogó, luego de meditar un instante:

-¿Has dicho "domesticar"? ¿Qué significa "domesticar"?

-Tú no eres de aquí -afirmó el zorro- ¿Puedes decirme qué es lo que buscas?

-Busco a los hombres -respondió el Principito- Dime, ¿qué significa "domesticar"?

-Los hombres -intentó explicar el zorro- poseen fusiles y cazan. Eso es bien molesto. Crían también gallinas; es su único interés. Tú buscas gallinas, ¿verdad?

-No -dijo el Principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?

-¡Ah!…, es una cosa muy olvidada -respondió el zorro-. Significa "crear lazos".

-¿Crear lazos?-preguntó el Principito.

-Así es -confirmó el zorro- Tú para mí, no eres más que un jovencito semejante a cien mil muchachitos. Además, no te necesito. Tampoco tú a mí. No soy para ti más que un zorro parecido a cien mil zorros. En cambio, si me domesticas…, sentiremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.

-Creo que empiezo a entender -dijo el Principito-. Hay una flor… Creo que me ha domesticado.

-Es probable- contestó el zorro- ¡En este planeta, en la Tierra, pueden ocurrir todo tipo de cosas!

-¡Oh! No es en la Tierra -se apresuró a decir el Principito.

El zorro se quedó no menos que intrigado.

-¿Acaso en otro planeta?

-Sí.

-¿Puedes decirme si hay cazadores en ese planeta?

-¡Oh, no! No los hay.

-Me está resultando muy interesante. ¿Hay gallinas?

-No.

-No existe nada que sea perfecto -dijo el zorro suspirando.

Luego prosiguió:

-Mi vida es algo aburrida. Cazo gallinas y los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen como también los hombres se parecen entre sí. Francamente me aburro un poco. Estoy seguro que…, si me domesticas mi vida se verá envuelta por un gran sol. Podré conocer un ruido de pasos que será bien diferente a todos los demás. Los otros pasos, me hacen correr y esconder bajo la tierra. Pero el tuyo sin embargo, me llamará fuera de la madriguera, como una música. ¡Mira! ¿Puedes ver allá a lo lejos los campos de trigo? Yo no como pan, por lo que para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo nada me recuerdan. ¡Es triste! Pero tú tienes cabellos de color oro. Cuando me hayas por fin domesticado, el trigo dorado me recordará a ti. Y amaré el sonido del viento en el trigo…

El zorro en silencio, miró por un gran rato al Principito.

-Por favor… ¡Domestícame! -suplicó.

-Lo haría, pero… no dispongo de mucho tiempo -contestó el Principito-. Quisiera encontrar amigos y conocer muchas cosas.

-¿Sabes…? Sólo se conocen las cosas que se domestican -afirmó el zorro-. Los hombres carecen ya de tiempo. Compran a los mercaderes cosas ya hechas. Y… como no existen mercaderes de amigos, es muy simple, los hombres ya no tienen amigos. Si realmente deseas un amigo, domestícame.

-Y… ¿Qué es lo que debo hacer? -preguntó el Principito.

-Debes tener suficiente paciencia -respondió el zorro- En un principio, te sentarás a cierta distancia, algo lejos de mi sobre la hierba. Yo te miraré de reojo y tú no dirás nada. La palabra suele ser fuente de malentendidos. Cada día podrás sentarte un poco más cerca.

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Si te apetece leer el libro completo, he encontrado una maravillosa versión con ilustraciones aquí.