06 junio 2010

Fez, acariciando el Medievo

Rebobinando en el tiempo y acariciando el Medievo..., porque visitar Fez y perderse por el laberinto de calles de su interminable Medina es como sumergirse en otro mundo bien dispar al europeo. Efectivamente, un mundo inundado de imágenes y de sensaciones que se me antojan simplemente fascinantes; un cúmulo de aromas, ruidos y colores que chocan incesantemente contra mi retina y, cómo no, terminan haciéndolo con el resto de mis sentidos; y también está ese mar... Ahh, ¿qué Fez tiene río!?, sí, ya sé, pero me refiero a ese marrrrr de antenas parabólicas que inunda los tejados de sus casas y que hace que se rompa el mágico momento que te transportó mágicamente a la época medieval...
Fez logró su máximo esplendor allá por el siglo XIV, y es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos, junto con Marrakech, Meknes y Rabat. He leído en varias guías que Fez es en realidad tres ciudades en una, y es así, ya que ciertamente se diferencian mucho una zona de otra, por la gente, por los comercios, y hasta por un detalle singular diría: el tipo de animalito que ves por las calles...
Fez el Bali es la zona antigua, la Medina, esa que se encuentra dentro de la muralla y que acoge a un gran número de zocos, a mezquitas y medersas repartidas a lo largo de un entramado de más de 9.000 calles, ahí es ná... Fez Yedid se conoce como zona nueva, un término que encuentro bastante gracioso porque habiéndose fundado en el siglo XIII, nueva lo que se dice nueva… Aquí podemos ver el exterior del palacio real y también deambular por la Mellah, que es el barrio judío. Una tercera zona es la Ville Nouvelle, fundada por los franceses en 1.920 y lógicamente, la parte más moderna y desarrollada de Fez.
Nos alojamos en el barrio de Fez el Bali, en la pensión Dar Bouanania. Una casa tradicional marroquí, un riad, esto es, con un patio central y las habitaciones dispuestas a su alrededor; lo cierto es que es un sitio muy agradable aunque con una decoración muy sencilla y una terraza en la azotea, aparentemente sin terminar... Limpia y económica, por lo tanto, es obvio que no hay que esperar lujos pagando 400 dírhams por una habitación doble.

Lo mejor es su magnífica ubicación, muy próxima a la Madrasa Bouanania y cerca también de la puerta Bab Boujloud, que es uno de los accesos principales a la Medina y la típica imagen que todos asociamos a Fez.










He leído que en realidad son dos puertas como soldadas, una del siglo XII y la otra del siglo XX. Las fachadas tienen azulejos esmaltados en verde en la parte que da al interior a la Medina y en azul, que es el color de Fez, en la parte que da al exterior.
En mi opinión, este alojamiento es muy recomendable si comparamos ubicación-calidad-precio. El dueño es muy amable, y en todo momento estuvo muy dispuesto a ayudarnos ante un problemita por la mala gestión del tal Mustafá... Este ser es de los que te dice a todo que OK pero luego (al día siguiente) te das cuenta que lo arregló a su manera y si te he visto no me acuerdo, o mejor dicho, me acuerdo, ya que retirar la mirada significaba que no le interesaba ni siquiera pedirnos disculpas. Tampoco malgastamos el tiempo en dedicarle las palabritas que merecía, porque nos hizo perder una hora de nuestro tiempo esperando por el guía contratado para ver la Medina durante 4 horas, sin visitas a tiendas, guía que no apareció; el precio era de 150 dírhams, pero ya os anticipo que esto no es así salvo que estés dispuesto a pasar la mitad de ese tiempo de tienda en tienda... y si no quieres tiendas, el precio establecido por el guía es de 300 dírhams. Está claro que una hora de nuestro tiempo para la mentalidad marroquí es una miseria, allí dicen que la prisa mata (aunque esta frase solo la escuché en Marraquech) y lo mejor es tomarlo con humor y paciencia...
Desde esta pensión se llega muy fácilmente al mirador Bord Nord y pienso que es interesante hacer esta subidita el día de la llegada a Fez; se tarda una media hora a paso tranquilito, muy llevadero, lo prometo!! que os lo dice una que hasta hace muy poco lo único que practicaba era el mercadoning!! Además de servir para entender Fez e intuir lo que con un poco de suerte verás durante los días siguientes, la panorámica de la ciudad es magnífica, y tal como se pasea el sol, es mejor hacerlo al atardecer cosa que no pudimos hacer porque, cosas del destino, brrughh, hubo tormenta cada tarde.
El fin de semana en Fez transcurrió así… Empezamos el día por la Medina. Dicen las Guías que lo mejor es perderse en ella, ya te digo, ojalá todos los consejos fueran tan fáciles de seguir como ese… a verrr, si es que te vas a perder aunque no te lo propongas, todo se parece mucho!! Y es que parece ser que la Medina de Fez es la más complicada, y espectacular, de todo Marruecos. Por lo tanto, lo mejor es disfrutarla a tu aire y ritmo y pensar que lo probable es que cualquier rincón sea agradable de ver. Saludando con un Bonjour, sonriendo, practicando el regateo en las tiendas de sus zocos siempre que te interese comprar, sorteando un burrito, dos burritos, tres… cargados de pieles, de bombonas de butano o botellas de agua, y por último, cuando ya estés agotado, preguntar por la salida o por la puerta azul, que es el mejor punto de referencia.



















Cuando te adentras en la Medina, no sabes bien donde mirar
porque las escenas son de lo más pintorescas. Cestos de caracoles vivos, gallinas enjauladas, otras más afortunadas (las que mejor se portan, supongo), sobre un can o de patitas en el suelo; montones de gatos desnutridos al acecho o durmiendo la siesta, hay que ver lo que duermen los gatos en Fez; cerámica, cobre, platería, forjados; el olor a especias, mucho cuero, a pan recién hecho; fresas con un aspecto envidiable y esos carritos tan monos llenos de naranjas; el sonido de la llamada a los rezos.




















Estas son cosas que aunque chocan no resultan tan extrañas... pero, de repente, ver pasar a un hombre que corre con dos patas de caballo en cada mano, que bien podrían ser de burro, pues te deja muda de aso
mbro... ¿Dónde irá éste con las patas? Hay quien come Manitas de Cerdo, allí igual cocinan Patitas de Caballo, vete tú a saber... Gente hospitalaria, gente sonriente, gente que te permite con agrado fotografiar sus puestos aunque no compres.



Las calles de esa zona son también un disparate.

Las hay estrechas o muy est
rechas, y sin paralelismo alguno, parecen rotondas sin terminar! vaya, lo justo para mí...

Las edificaciones son bastante altas, con pocas ventanas y de pequeño
tamaño, poca luz dejan pasar pero caminar por allí es como retroceder en el tiempo, buen ejercicio para desconectar y resetear el cerebro.



La Medersa Bou Inania fue construida en 1.350, y lo que fue una antigua escuela coránica ahora funciona como universidad aunque todos los viernes se convierte en mezquita. Es uno de los pocos lugares religiosos que está abierto para el público no musulmán y tiene una bonita torre de azulejos verdosos y un patio con asombrosas tallas de madera en sus salas. Recomiendo visitar alguna de las Medersas, el trabajo allí expuesto es como para dedicarle parte de nuestra estancia en Fez. Dejo aquí algunos detalles como ejemplo:

















Justo frente a la
Medersa Bou Inania, atravesando una callejuela, hay un café que me gustó mucho es el O’Clock, un sitio muy agradable e interesante para hacer un alto en el camino, para observar tejados próximos y en el que también hay actuaciones por las tardes. En sus alrededores de la “puerta azul” hay también un montón de cafés y restaurantes, superanimados donde te puedes sentar a observar... para integrarse más que nada!!





Encontramos de casualidad la Place as-Seffarine, plaza hay muchos artesanos del cobre y al lado está la Universidad, cerrada, al igual que la medersa el-Attarine que la estaba rehabilitando. Otro lugar monísimo es la Plaza Najjarine con una fuente azulejada muy bonita y el museo de la Madera.





Fez se convirtió allá por el siglo XV en un centro muy importante en lo que se refiere a la industria del cuero y todo porque sus gentes trabajaban muy bien este material, y ese hecho fue lo que le dio fama a los productos allí fabricados, todo eso que se conoce como marroquinería. La plaza Saffarine además de un lugar curioso para ver, es precisamente un punto próximo a la zona de los curtidores de pieles. Hay que meterse por un callejón, bueno eso siempre, allí todo funciona por callejones! Lo de encontrarlos es fácil, si tienes buen olfato, pues mira que bien, ya lo tienes solucionado, y si no lo tienes, solo debes esperar a que el tipo que se lleva la comisión salga de la lámpara y zassss, aparezca a tu lado y te lleve por 10 dírhams a hacer la visita. Probablemente pasarás también por alguna tienda amiga, en nuestro caso por una farmacia muy auténtica y por una tienda de alfombras, a esta ya no nos quedamos...



Se pueden hacer visitas con un guía a las zonas donde están realizando el curtido de las pieles y también el tintado, algo que permitiría sin duda valorar las duras condiciones de trabajo de estos tintoreros, ya que desde una terraza a bastantes metros pienso que no es lo mismo... En mi caso, dado que durante mi vida laboral ya tuve la oportunidad de ver y sobretodo de oler de bien cerca las pieles de vaca, pues como que no me atraía tanto el tema. Así es que tan solo nos acercamos a una terraza con vistas a esas megatinajas llenas de tinte químico de colores (entre otras cosas), y en las que se sumergen las pieles y los hombres, un panorama que, no deja indiferente a nadie, que no sea de piedra, claro está. Son escenas bastante impactantes, tengo que decir, y además, con sensaciones pelín angustiosas, teniendo en cuenta que el calor era bastante insoportable a esa hora y ni que decir tiene el olor que imagino allí in situ...



Continúo con el relato en otro post!

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