31 diciembre 2007

Reflexiones fin de año

Siempre me ha parecido que me cuesta mucho olvidar cosas del pasado que me han afectado, negativamente quiero decir, y más aún perdonar. Algunas de ellas ni las entendí entonces ni las entiendo ahora, pero es cierto que a medida que el tiempo pasa aprendo a ver las mismas cosas desde una perspectiva diferente. Por otro lado, yo, que presumo de ser justa, tengo que reconocer que mi manera de actuar es bien probable que haya sido en ocasiones más que discutible desde el punto de vista de los demás.

Este blog nació en una época gris de mi vida, con sentimientos contradictorios, rodeada de recuerdos y momentos de felicidad compartidos y envuelta en una absoluta tristeza, defraudada por un dolor inesperado, disgustada por no saber manejar la situación, cabreada con el mundo… Sentía que no conocía a una de las personas que más he querido en mi vida, me resultaba un ser un extraño y no sabía ni cómo comportarme con él...

Fue un propósito. No deseaba empezar un año con la postilla de una herida no curada y por lo tanto, me he esforzado por aceptar el guión de este año de mi vida e interpretar la obra desde otro punto de vista. Prefiero pensar que no intuía que me iba a hacer tanto daño, que si lo hubiera sabido se hubiera expresado mejor…, y aunque sé positivamente que no le preocupa lo que yo piense, a mí ya no me afecta ni me duele porque yo he elegido seguir viviendo sin sufrimiento.

Qué cosas. De pequeños nos educan y nos enseñan a tener cuidado con el fin de no hacernos daño, y además, nos protegen sobre manera para que no nos lastimen; pero supongo que es inevitable, y el que más y el que menos hemos sufrido en algún momento de nuestras vidas. No me ha dolido ni más ni menos que a ti que estás leyendo estas líneas, y supongo que a todos el dolor nos hace fuertes y, al menos en mi caso, es una excelente prueba que me recuerda que un tiempo vivido me hizo inmensamente feliz. Con esto me quedo. Y que conste que lo digo con orgullo y una amplia sonrisa.

En ese sentido, algo bueno tiene cumplir años, que nos convierte en individuos más sabios o al menos con más experiencia, mucho más comprensivos y tolerantes, y teóricamente, más competentes para mantener mejores relaciones con nosotros mismos y con los demás. Aunque sólo fuera por este gran motivo, estoy tela de contenta y la verdad es que me apetece un montón seguir cumpliendo años así que aprovecho el post para felicitarme. Muack, muack. Diréis que vaya día para nacer..., pues como cualquier otro, aunque hay una cosa que me molesta de esta fecha, y es el hecho de no poder celebrarlo con tod@s l@s que me apetece. Claro, que competir con tantas fiestas de Nochevieja y cenas familiares me lo pone muy, muy difícil...



Mis mejores deseos para el 2.008, esperando que sea un año cargado de cosas buenas para tod@s nostr@s.



18 diciembre 2007

Si fuera...

Algún día terminaré de relatar el viaje a Vietnam, que tenéis razón, a este paso se me va a juntar con el próximo; pero es que ahora me apetecía escribir sobre esto...

Si fuera un país sería Tailandia, todo sonrisas, porque me enamoró su diversidad, su gastronomía, y sobre todo, la amabilidad de su gente.
Si fuera una ciudad sería Essaouira, porque me resultó muy acogedora y además, tiene mar y muchas tiendas, o Cádiz que también me encanta.
Si fuera otra ciudad sería Praga, preciosa, con mucho ambiente y encanto, y tan, tan romántica.
Si fuera una estación sería el verano, sin duda, días más largos, piel dorada, fuera prendas de abrigo…
Si fuera un mes elegiría junio, porque hay más horas de luz, porque las temperaturas nocturnas ya son agradables...
Si fuera un día de la semana sería un sábado, porque todavía queda el domingo.
Si fuera un momento del día me quedaría con la puesta de sol.
Si fuera un verbo sería soñar, soñar-despierta, porque así una elige el guión.
Si fuera una parte del cuerpo sería los ojos, porque lo transmiten todo y se nota cuando mienten. De esto me he enterado hace poco, qué lástima.
Si fuera un dolor preferiría el del desamor, porque se cura seguro. Cuestión de tiempo.
Si fuera una película sería por ejemplo, Kate&Leopold, una historia romántica, sin más… ¡Lo deja todo por el chico y le sale bien! Pero aunque saliera mal, ella ya gana! El que arriesga muestra coraje y eso ya es ganar, me encantan los valientes.
Si fuera un libro sería Los pilares de la tierra, que me encantó. Premio a la perseverancia.
Si fuera un color sería el verde-azulado, como el mar.
Si fuera un idioma sería el italiano, porque me resulta tremendamente divertido y muy dicharachero.
Si fuera una asignatura sería matemáticas, que me encantaban y además, se me daban muy bien.
Si fuera un animal sería un perro, uno de esos cariñosito, fiel y agradecido.
Si fuera un objeto de decoración sería un espejo, para ver venir a la gente de frente.
Si fuera un líquido sería agua de un manantial, apetecible, transparente y de la que no mancha.
Si fuera una comida sería… Una tortilla de patata, con cebolla y pimientos asados de El Bierzo. Ea!!.
Si fuera una canción sería Color esperanza, porque ya la canto sonriendo:-))

16 diciembre 2007

Hay personas y Personas

Se acerca la Navidad y este hecho me hace pensar en ciertas personas que en algún momento de mi vida formaron parte de mi agenda. Esas personas que consideré en una época más o menos cercana amig@s, las mismas de las que hace tiempo que no tengo noticias, principalmente, porque hace tiempo que no me pongo en contacto con ell@s...

Desde que he decidido ser egoísta, en absoluto egocéntrica, protegerme más y mimarme mucho, en definitiva, preocuparme más por mí y dejar de hacerlo por aquellos que han pasado a engrosar la lista de conocid@s, porque a mi modo de ver, no se han esforzado nunca (o muy poco) por mantener viva esta amistad, pues soy bastante más feliz. Muchas de esas personas, probablemente se acordarán de mí en Navidad, o no. Sinceramente, me da lo mismo.

Y es que, me guste o no, la gente es como es y además, es poco probable que en ese aspecto cambie de manera de ser. Supongo que siempre habrá personas que me puedan decepcionar aunque tengo que reconocer que eso no es culpa suya, sino de las expectativas que yo decidí poner en ell@s, y claro, si no se cumplen, pues me siento desilusionadísima. Demasiado sensible que es una, supongo. A lo mejor tengo yo la culpa al pretender esperar demasiado de la gente, o tal vez mi error sea esperar demasiado de personas que nunca me van a dar lo que yo necesito. Y florecen tantos nombres en mi cabecita…

Efectivamente, hay nombres con rostro en la vida de cada uno que por un motivo u otro no se nos olvidan, a veces junto con el apellido grabado a fuego y todo. Recuerdo, por ejemplo, la profesora que me hizo la vida imposible con el Derecho Fiscal, Mª Cruz, que bien podría haberse llamado Losa!!, se me ha olvidado el apellido, pero era de Soria…, y desde entonces, no me ha atraído nada esta provincia, qué culpa tendrán sus habitantes, ya lo sé… Otros, a pesar de ser muy exigentes despertaron el gusto por la asignatura, como Tomás Cabezas, mi profesor de física en el instituto. Aquel noviete que aún me debe dinero… El caso es que puede tratarse de gente a quien un@ ayudó, admiró, amó, odió, idealizó, enamoró...

Por otro lado, hay nombres de personas que sencillamente y sin esfuerzo alguno recordaremos siempre, personas especiales que nos dejan huella por algo, sin un porqué aparente y cuya historia particular permanecerá viva tan sólo porque nosotros nos acordamos de ella en algunos momentos de nuestra vida.

Ayer recibí un mensaje de una mujer a la que considero amiga. Ha sido mamá de una niña, preciosa estoy segura, mejor aún, afortunada por tener una madre tan cariñosa y valiente. A mí al menos me lo pareces, Alicia, y has dejado una gran huella en mí. Ánimo, que lo harás muy requetebién.

Ahora que estoy con la lista de objetivos para el 2.008, me anoto uno: dejar mi huella por aquí y por ahí...

06 diciembre 2007

Uno de teatro

Hoy ha sido un día suuuuperespecial para mí. He estado en el teatro, como otras muchas veces en mi vida, claro, pero lo especial de esta tarde ha sido que he ido con mi sobrinín. Ha sido una bonita manera de empezar a celebrar su primer cumpleaños, que está al caer.


La compañía La Casa Incierta representa en el Centro Cultural de la Villa diferentes obras dirigidas al público infantil, entre cero y tres años, y Jorge y yo hemos visto la obra Pupila de Agua, bueno, lo de ver es un decir... La aceptación por el pequepúblico ha sido estupenda, o al menos parecían tod@s bastante atentos a lo que se cocía en el escenario, t@dos menos Jorge. Yo creo que como es un niño tan cariñosín y tan sociable, debió pensar que era una oportunidad fantástica para hacer amig@s o tal vez que se trataba de una guardería nueva, porque se pasó prácticamente la media hora con la canción del ta-ta-ta, haciendo el indio y balbuceando, y también intentando hacer amistad con las niñas que tenía a su lado. Vaya actividad, por favor, le faltaban las maracas (instrumento que domina "casi a la perfección"), y eso que no había dormido siesta... Además, ha tenido el honor de ser la única personita de la sala que se pasó un buen rato de espaldas al escenario, porque decidió ampliar agenda con los peques de la segunda fila..., hombreeee, que también merecían un poquito de atención. Vamos, que él representó su propia función con todos sus éxitos, y yo su fan número uno, por supuesto. Tronchante.


De la obra en sí no puedo contar mucho y espero que no hubiera que entender la trama… Dos actrices con vestidos en color beige que hablan, imitando sonidos como por ejemplo el del viento, juegan con un trozo de lana y unas tijeras, con unos zapatos rojos, con unos cántaros de vidrio que posteriormente llenan de granos de café o agua con un pez…, todo esto con luces y música de fondo. Comprendo que así expresado no os darán precisamente ganas de comprar entradas, pero la verdad que es toda una experiencia y los sonidos que se escuchaban sí que despertaban la curiosidad en los niños, por lo tanto yo lo recomendaría a los que tengáis pequeñuelos en vuestro entorno aunque sólo sea por ver cómo reaccionan en el teatro para bebés. Desde luego, nosotros nos lo pasamos genial aunque, como digo, no fuimos precisamente un público modelo.


En primavera llegará de nuevo otro espectáculo llamado Rompiendo el Cascarón que a priori parece más interesante, porque según he leído los actores interactúan con los peques. A ver si para entonces este niño presta un poco más de atención y deja de "entretener a sus coleguitas", que ya lo dicen sus padres… Se ven en el despacho del Director semana sí, semana también...

27 noviembre 2007

Hoi An, un encanto de ciudad

Hoi An está en el centro de Vietnam, a orillas del Mar de China, una encantadora ciudad que cuyo puerto alcanzó gran importancia entre los siglos XVI y XIX. Es un lugar turístico, es verdad, pero una monada y muy, muy acogedor, y además, ¡El paraíso de las compras!


Nos dieron la bienvenida unas nubes grises, sin lluvia, y es que en ese punto del viaje, una se alegraba por unas cosas. Claro, que había llovido de lo lindo... Fue dejar las maletas en el estupendo Phuoc An Hotel (Internet, piscina y bicicletas gratis) y ¡¡al sastre!! Yo me hubiera quedado una semana, la verdad, incluso sonreía permanentemente...

Resumo un poquito:


No voy a enumerar todo lo que me hicieron en las dos sastrerías, pero fue muy barato, si comparamos las variables calidad-precio, que nadie espere sastrería fina porque no funciona así la cosa. Las telas bien, aunque con las sedas teníamos serias dudas, pero no me pareció ver demasiada variedad de tejidos. Por supuesto, me estoy refiriendo a las cuatro donde entramos y más concretamente a las dos donde encargué ropita, aunque he de decir que dentro de las sastrerías las hay más y menos “pijas”. Recomiendo altamente la segunda (HANH, 2 Le Loi St.), porque nos parecieron más profesionales que en la primera (PHUÓC, 5 Hai Ba Trung St.), y además, admitían tarjeta de crédito sin cobrar el 3% de comisión.

Consejos para sastrerías:
  • Escribir los acuerdos en papel y quedarse con copia, incluso el pago de tarjeta sin comisión, y el día y la hora que os vais de la ciudad.
  • Exigir doble costura, hilo y cremalleras del mismo tono que las telas, elegir el tipo de botones... Ah, y un forro que pegue con el tejido exterior.
  • Contar con tiempo para hacer al menos dos o tres pruebas. Todo te lo hacen de un día para otro, y cierran a las 21pm, pero dependiendo de la dificultad de la prenda, yo no me arriesgaría.
  • En cuanto al diseño, sobre todo si se elige en una revista, mejor dejarles claro hacia qué lado queremos que abrochen los botones, y también el largo y la holgura, porque cortan la tela muy, muy justa. Y es lo que pasa con todos los cortos, que de donde no hay no se puede sacar…

Hoi An es pequeño, su centro histórico está formado por tres calles, todas repletas de casas antiguas, algunas de madera, preciosos cafés, apetecibles restaurantes, una zona con muchas tiendas de antigüedades y galerías de arte, algunos templos, museos y talleres artesanales. Además, están las múltiples sastrerías y la zona del río con el mercado próximo.

Es famoso también el puente cubierto japonés, de madera y pequeñísimo, y que tiene su historia, basada en un monstruo enorme. Y tanto que lo era, según cuenta una leyenda, este monstruo tenía su cabeza en India, la cola en Japón y el cuerpo en Vietnam, ahí es ná, y era el responsable de las inundaciones y los terremotos que sufría Vietnam, producidos cada vez que se movía. Es por ello que construyeron ese puente, con doce columnas de madera que se clavarían a modo de espada en el corazón del monstruo.


En el centro de la imagen el puentecillo japonés


Realmente es una delicia pasear por sus calles. Supongo que un entorno así ha debido atraer a muchos artistas porque se encuentran infinidad de galerías de arte que exponen unas pinturas realmente preciosas. Otras no tanto, aunque es cierto que sorprenden y gustan, hasta que las ves repetidas en una y otra tienda. Nosotras, después de entrar en varias encontramos una con pinturas en papel de arroz, y compramos, porque eran las más originales y porque estaba el pintor en plena faena. Fue el único artista que vimos... Perfectamente embaladas en unos trozos de tubería!! Me encanta:



Otro de los puntos fuertes de Hoi An es su gastronomía. Preciosos restaurantes, de categoría, que ofrecen unos menús fabulosos a precios irrisorios. Recomiendo probar un pescado llamado Red snapper que está de miedo, con lemon grass nos gustó mucho, y también un plato llamado White Rose, que es una gamba cocida al vapor que sirven envuelta en papel de arroz.

Ya lo había buscado por Internet y el segundo día hicimos un curso de cocina con Red Bridge. Elegimos este sitio porque publicitaban que te llevaban al mercado y después en barco al lugar donde está la escuela de cocina, incluía además una bebida en el punto de encuentro, el curso y la comida.


Después del viaje en barco de más de media hora, llegamos a la Escuela de Hostelería. Nos sentamos en sillas con cuaderno en mano, en frente del cocinero, un tipo muy gracioso que nos enseñó a cocinar varios platos, algunos de cuales los repetimos nosotr@s en unos fogones muy monos.


También nos mostró como decorar el tomate, dar forma de flor a las rajitas de una zanahoria y cosas así. Ya habíamos comprado en la ferretería del mercado algunas herramientas para llevar a cabo el trabajo, que a mí me resultó bastante difícil, vamos que hoy mismo me pongo con la cena de Noche Buena… Por si alguien quiere copiar la idea, la piña, es piña, pero lo que parece una flor es un calamar.


Yo me lo pasé muy bien, pero no lo recomiendo. Razones: hay que dedicar cuatro horas; el tiempo en el mercado es para enseñarte algunos productos, pero no para hacer la compra, y aunque algo te explicaba, fue a toda leche; el paseo en barquita agradable pero largo; los platos que cocinaron son simples y nada típicos, ejemplo de ello las berenjenas cocidas con salsa de tomate que tanto indignaron a Núria, o las crêpes; y por último, en una escuela de hostelería que te den como almuerzo exactamente el mismo menú que habíamos estado cocinando y degustando, deja mucho que desear… Todo esto lo expresé en la hojita que nos dieron al final de la jornada, así que a lo mejor toman nota y mejoran.

Había un compy holandés que nos aconsejó el curso de dos horas que había hecho la noche anterior en el Hai Ca Fé, el mismo sitio donde lo habían hecho Elena y Romà. A los tres les encantó, aprovechas el tiempo porque es por la tarde noche (al mismo tiempo cenas), y además, te dan a probar otros platos diferentes de los que te enseñan a cocinar. Si volviera, haría éste, aunque lo más importante es indagar sobre el menú de esa noche.



Lo que sí recomiendo es la visita al mercado, abarrotado de puestos y de gente. Muy interesante.


Y es que, nos contó el guía que nos llevó al mercado, que las mujeres vietnamitas van tres veces al día porque quieren todos los alimentos frescos y como no tienen frigoríficos en sus casas, no les queda más remedio!? Por Dios, que estrés.


Vimos escenas muy pintorescas, y me llamó la atención las enormes madejas de fideos de variados colores y grosores que yacen sobre los mostradores, frutas extrañas a mis ojos, el pescado coleteando… Y grandes mesas donde se agolpan los comensales. He aquí unos cangrejos de color azul, una novedad para mis ojos.

Nos faltó tiempo para ver y hacer muchas cosas. Ni fuimos a la playa próxima, ni a ver pueblitos de los alrededores, ni a ver las ruinas de My Son, aunque sé que algún día iré a Camboya así que supongo que puedo prescindir de ellas.



Después de hacer un seguimiento en el mapa de trayectorias del tifón, teníamos cada vez más claro que habíamos escogido la mejor opción. Además, las temperaturas en Ha Noi y Cat Ba eran altas y continuaba haciendo sol. Volamos tempranito desde Da Lang a Ha Noi, y compartimos monovolumen con Kemllen, una americana-dominicana, muy simpática con la que coincidimos en el hotel y en el vuelo. Ella venía de Tailandia, y nos reímos un montón despellejando a los vietnamitas y comentando sus métodos de timar, haciendo terapia en grupo, básicamente. Bueno, y también compartimos un cabreo con la consiguiente indignación porque no nos dejaban utilizar el mismo taxi, aunque íbamos a coger el mismo vuelo..., y todo porque perdían la comisión. Es increíble que en un hotel tenga una que escuchar estas cosas.

CONTINUARÁ



26 noviembre 2007

La ciudad imperial de Hue

Después de la excursión a la pagoda del Perfume, tan sólo nos quedó tiempo para recoger nuestra colada de la azotea de la guest house porque el panoli no se acordaba de cual era nuestra ropa (sin comentarios), y comprar la cena antes de irnos a la estación de tren. Todo eso, muy, muy rápido.

Llevábamos unos rollitos de primavera que compramos en un restaurante estupendo llamado Trong Khách o Bistro Ca Fé (63 Hang Thiec), de esos donde te encuentras a locales comiendo y otros turistas, y además llevábamos galletas, bollos, quesitos y barritas energéticas. Los alemanes con los que compartíamos cabina fliparon, y eso que no llegamos a sacar nuestros bocatas de ternera con verduras fritas, del bar de nuestro casi amigo, y es que después de nuestros días en Ha Long, decidimos no arriesgarnos a pasar hambre ni frío.

El viaje mejor de lo esperado, la verdad. Dormí más de siete horas. Es interesante lo de reservar por teléfono o Internet una guest house pues te ofrecen la recogida gratuita en el destino, bien en la estación de tren o bien en la de bus (en aeropuertos suelen cobrar). Allí nos estaban esperando con un monovolumen. La habitación que nos dieron bien podría ofrecerse como excursión de mediodía, porque estaba en el cuarto piso, como siempre, y además de mogollón de escaleras, había que atravesar un hall, y una especie de patio interior…, lo justo para perderse, vaya; pero estaba limpia, era grande, teníamos ordenador con acceso a Internet, dos sillas y una bañera grande!! Nunca pené que una bañera pudiera significar tanto en mi vida.

En Hue teníamos intención de visitar algunas tumbas y la ciudadela. Los charcos de las calles estaban bien llenos y seguía lloviendo, así que contratar a un “hombre moto” no era la mejor opción. Demasiado tarde para una excursión en grupo, así que la mejor opción fue contratar un taxista, pero se nos olvidó comentar que fuera además guía y que hablara inglés. Damos por hecho cosas que nos parecen lógicas, craso error.

Cuando nos dimos cuenta que no hablaba más que vietnamita y no entendía ni papa de inglés porque a todo decía que sí, insistimos en que nos llevara otra vez a la guest. Al final se vino uno de los chicos de allí, que no tenía ni idea ni de tumbas ni de nada, y que por lo tanto iba en calidad de intérprete...

A pesar de la incesante lluvia, Hue me pareció una ciudad muy acogedora y merecedora de ser visitada durante un par de días, tanto por la ciudad en sí como por los alrededores. Me baso fundamentalmente en lo que nos comentaron algunas personas, porque lo que se dice ver, no vimos más que gotas y chubasqueros de colores que daban un aire divertido a la ciudad. No tuve más remedio que comprar uno, morado y enorme..., vamos, que parecía un nazareno en procesión. Sólo había el modelo opaco, aunque el que tenía una especie de ventanita en plástico transparente que quedaba a la altura del foco de la moto era genial!!

En esa zona se fabrican, a partir de la canela, esos palitos de incienso de colores y también los típicos sombreritos cónicos de paja de arroz con los que las mujeres se protegen del sol, y que curiosamente, cuando se ponen al trasluz se ven dibujos chinos de campesinos y templos. De esto no compré.



Empezamos el tour de los mausoleos reales con el del emperador Khai Dinh, cuya tumba es de las más pequeñas comparada con las de otros emperadores que le precedieron pero mucho más elaborada. Once años tardaron en colocar los miles de pequeñísimos mosaicos de vidrio y porcelana que lucen en el templo principal. Es muy bonita y de un estilo bien diferente a las demás que vimos, aunque lo también destacable es el magnífico entorno que eligió este hombre para que construyeran su propia tumba, en una colina rodeada de bosques con una panorámica preciosa.


A propósito, el precio de la entrada para ver cada tumba es 55.000 Dongs, más de dos euros, ya les vale..., un robo a mano armada. Ya sé que no es una cantidad como para arruinarse, podéis llamarme miserable si queréis, pero teniendo en cuenta el nivel de vida en Vietnam es una barbaridad.

El último que vimos fue el mausoleo de Ming Mang tiene una historia muy curiosa. Parece ser que los oficiales de la corte tardaron nada menos que 14 años en encontrar el lugar idóneo y a gusto del emperador, así que al mandarín responsable le premiaron con dos ascensos!!

Con líneas que se asemejan a la arquitectura china, jardines interminables y un desfile de lagos se pueden contemplar, fue destruido por los cristianos en 1885, como protesta por el anticatolicismo manifiesto del emperador. Los edificios están un poco quemados, la verdad.

Minh Mang dejó la friolera cifra de 142 hijos, con 33 esposas y 107 concubinas, y según la leyenda, 4 de ellos fruto de una misma noche. Baahhh, menos lobos caperucita, menos lobos.




El mausoleo de Tu Duc fue construido alrededor de un largo artificial porque por lo visto al emperador le gustaba mucho el agua. El hombre seguro que fue un romántico a juzgar por sus lagos con flores de loto, los impresionantes jardines con pinos que se reflejaban en el agua y los refinados palacios que decoran la estampa.

Entrada al mausoleo de Tu Duc

Uno de los múltiples lagos

Se tardó sólo tres años en edificar y de este modo el hombre lo amortizó, porque pasó nada menos que 16 años de su vida en ese entorno hecho a su capricho, entreteniéndose con la pesca, los paseos en bote, componiendo poemas, dicen que más de 4.000, y escribiendo algunas obras filosóficas. Además, tenía tiempo para degustar 50 platos diferentes al día, de ahí la tradición y gran variedad culinaria de la ciudad de Hue, y “poseer” 104 esposas y un pueblo entero de concubinas, aunque por lo visto no tuvo hijos. ¿Por falta de tiempo, tal vez?

Pasear bajo una lluvia intensa por la ciudadela Dai Noi no era lo más apetecible; pero a mí el lugar me gustó un montón a pesar de los charcos. Desde luego, me hubiera agradado más verlo en un día soleado pero era lo que había.



Diluviaban cubos de agua, aquello no era normal, y puesto que ya no daba tiempo a ver la pagoda de Thien Mu porque estaba muy oscuro el día, nos bajamos en el mercado local donde compramos alguna variedad de té y también lo que parecían frutas escarchadas, no sabría decir qué, pero están buenísimas. Este año daré un toque diferente a la Navidad.

Cenamos en el restaurante Xuân Trang, recomendado por la guía lonely planet y también por nosotras. Allí nos enteramos, por un lugareño todo hay que decirlo, que venía un huracán por el sur del país… Y nosotras que nos íbamos a la mañana siguiente a Hoi An, y teníamos un vuelo dos días después a Nhan Tang. El hombre alucinó cuando le contamos que nos íbamos al sur a bucear, y nosotras más, porque nos habían vendido un vuelo sin advertirnos de la situación que se avecinaba.

Tuvimos unas horas de confusión y un poquito estresantes la verdad, buscando en Internet la trayectoria del huracán, y sobre todo donde estaba EL SOL para poder aprovechar los tres días que nos quedaban… Lo encontramos en Laos. Momento de desconcierto ¿qué hay de interesante en Laos? Allí pillaron a Roldán, ¿no? Desde Hue está próxima una frontera a ese país y se podía ir en bus nocturno (10 horas, creo recordar), pero necesitábamos dos días como mínimo para obtener el visado. Por otro lado, en Camboya llovía, en Tailandia también, en Malasia más de lo mismo… Decidimos acostarnos y seguir con el plan, e ir el bus hacia Hoi An, y una vez allí volar desde Da Nang (aeropuerto más próximo) al norte del país, porque veíamos que las temperaturas eran más altas y también había solecito…

25 noviembre 2007

La pagoda del Perfume


Bien cabreadas nos fuimos a ver la pagoda del Perfume (Chua Hon). El guía iba vestido como un pincel, con camisa blanca y pantalón de vestir, muy apropiado para una excursión, ¿verdad?.



Esta pagoda se encuentra escondida entre montañas, a 60 Km de Hanoi, unas tres horas, primero un viaje en minibús hasta Duc Khe, pasando por pueblos y más pueblos, cada uno con su mercado y sus karaokes y cibercafés, y entre arrozales y más arrozales. Los últimos cinco Km. hasta alcanzar lo que es la zona de más afluencia de peregrinos del país se hacen a través del río, en unas barquitas típicas conducidas mayoritariamente por mujeres. Aquí un grupy, jugando la partida.


Un paisaje precioso, a pesar de que el día estaba nublado y bastante desapacible. Una hora que se hace corta, porque se navega por un río muy tranquilo que permite saborear un silencio muy de agradecer después del bullicioso Hanoi. Una puesta de sol, que apuesto que debe ser magnífica pero no pudo ser...


Durante el trayecto se ven algunas casitas a ambos márgenes, barcas que transportan a más turistas, lugareños que pescan o viajan también en barcas, ya que no hay carreteras para llegar a la pagoda. El entorno como digo es muy bonito, eso sí, para la gente que viaje a Vietnam y tiene que recortar días, si ya visto la bahía de Ha Long o Sa Pa, desde mi punto de vista es prescindible, es más, yo lo hubiera cambiado por un día más es Sa Pa.

Al llegar al área de la pagoda, desde el pie de la montaña hasta el templo hay unos 30/45 minutos andando a través de un combinado un sendero de piedras nada uniformes con algunos tramos de escaleras, empinadillas, pero llevaderas. Aconsejo ignorar los comentarios sobre que se trata de un recorrido difícil, porque no es cierto y lo dice una que no es precisamente la reina de la cumbre!!


No obstante, para los vagosenderistas existe también la opción de subir y bajar en el funicular (60.000 Dongs, I/V), que dicho sea de paso fue la elegida por nuestro guía. Claro, por eso iba tan elegante!! El muy jeta, ni siquiera se dignó en esperarnos en el interior de la pagoda; pero se lo agradecimos porque nos endosó al guía de otro grupo, que además de hablar muy buen inglés, resultó ser un chico encantador y un estupendo guía. Tanto él (Mr Handsome), como la agencia para la que trabajaba (Trekking Travel), absolutamente recomendables.


El templo está en el interior de una cueva natural de unos 50 metros de altura, original, pero muy oscura, claro, como todas las cuevas, alumbrada por unas velas y la verdad que no me resultó especialmente espectacular. Un monje la custodia, todo un honor para él, aunque los cambios de turno se produzcan una vez al mes. Los Budas que allí se encuentran respirando incienso y con un montón de fruta y de cajas de galletas a sus pies. Estas ofrendas me resultan especialmente graciosas, y en muchas tiendas y mercados ya venden el "kit ofrenda", envuelto en papel celofán.

Después de comer visitamos la pagoda Thien Tru, situada al pie de la montaña, que tiene un templo muy mono y es un lugar muy tranquilito. La nota discordante la puso la barquera, que después de pedir propina no la aceptó porque era poco.




24 noviembre 2007

¿Qué guest house no elegir en Hanoi?

Después de tres días en la bahía de Ha Long, escuchar de nuevo el ensordecedor ruido de Ha Noi fue difícil de llevar... Y otra vez al hostalillo para que nos dieran la habitación, esta vez en el cuarto piso...

Contratamos también con ellos, y la misma
APTravel, la excursión a la Pagoda del Perfume para el día siguiente; pero antes de contar lo que fue ese viaje, voy a desahogarme en este post, porque el tema lo merece.

Ante la pr
egunta: ¿Qué guest house no elegir en Hanoi?, cabe la respuesta Hanoi Guest House. Cierto es que tiene página web, pero también un fotógrafo muuuuy bueno...


Ventajas:

* Localización céntrica pero en una calle tranquila, teniendo en cuenta que se trata de una ciudad como Hanoi, que no es el colmo de la tranquilidad.

* Internet gratuito: tienen disponibles dos ordenadores en la recepción.

* Admiten reservas a través de Internet, Ms Thin se expresa muy bien en inglés y no exige pagar por anticipado. Otra cosa es que te cuadre lo que te encuentres al llegar con lo previamente solicitado...


Inconvenientes:

* Toallas exfoliantes, que matan todas, todas tus células, claro, que esto también puede ser una ventaja...

*
Escalera muuuuy estrecha y empinaaaaada, y sin ascensor, o lo que es lo mismo, trekking incluido!!! Mira, otra ventaja. Si al final, la recomendaré y todo !!! Recomiendo llegar cojeando, o te mandarán al cuarto o quinto piso...

* Ofrecen un cuarto para dejar las maletas, pero no le llaman por su nombre: recepción..., y un baño para ducharte antes de coger el tren, por ejemplo, sin obligarte a pagar una habitación, pero es enano, está lleno de trastos y muy, muy sucio. Yo no sabría ni donde dejar la ropa sucia.

Otra de las cosas que se hace en la recepción es desayunar, además de que los dos ordenadores también están allí ubicados. ¡Cuánta vida en esa recepción!

* La caja de seguridad consiste en una hoja de periódico envuelta con cello donde ponen tu nombre y número de habitación con rotulador (¡Al menos en Sa Pa tenían una carpeta de cartón con solapa!)


* Lerdos y jetas trabajan allí, excepto la dueña, Ms Thin que parecía espabilada. Tienen a un panoli con sonrisa permanente que parece muy amable, pero te reserva donde más comisión le dan, o bien te reserva y te confirma, pero si varía el plan no te creas que te advierte de los cambios.

En ese sentido, no te fíes aunque te confirmen que hay billetes de avión y los dejes pagados.
Contrata mejor un vuelo en la propia compañía aérea o agencia, para que te emitan el billete en el momento, aunque según nos comentaron parece que estos también te timan en el precio...

* Curioso sistema de agua caliente el que tienen, y muy mala leche por dejarlo apagado y no contarte como va la cosa. Se deben pensar que en el resto del mundo usamos ese mismo sistema... En nuestra habitación teníamos un cuadro de mandos, y por lo visto para que funcione los 4 interruptores deben estar siempre hacía arriba!??

Ainsss, voy a dejarlo aquí porque esto se está alargando. El caso es que después de haber pagado nuestro billetes de avión tres días antes, y de haber estado allí por la tarde, así de pasada nos contaron horas después que nos habían reservado otro vuelo diferente a Hue... Volar por la tarde suponía que no nos daba tiempo a ver Hue así es que la única opción válida era viajar la noche antes en tren, doce horas nada menos...




23 noviembre 2007

Isla de Cat Ba

Con esta mañana tan negra y lluviosa pintaba que la comida en la playita iba a tener lugar en el interior del barco, y que el kayak se nos iba a llenar de agua... Para colmo de males, a pesar del frío irremediablemente tuve que desprenderme de algunas de mis camisetas porque era obvio que se iban a mojar.

Después de desayunar nos llevaron a hacer kayaking, nos dieron los remos y unos chalecos salvavidas que era obvio que no salvarían, pero no había otra cosa. Hay que ve que imprudentes nos volvemos..., el guía nos comentó que el barco estaría allí atracado. Pues vale. Nosotras con nuestras barritas energéticas, rema que te rema, nos acercamos a alguna de las casas flotantes y hubo un momento que estábamos solas. Decidimos rodear un islote y después de un rato nos cruzamos con el guía y una lugareña que iban en otro kayak, y no va el tío y nos recrimina que nos salimos de la ruta!! ¿Pero qué ruta, so C_ _ _ _ _? Por lo visto se lo comentó sobre la marcha a los que tenía cerca, lo de la ruta quiero decir, y todos habían estado un rato en una playita, bañándose y todo. Nosotras aunque íbamos bien mojadas, no nos bañamos. Ni que decir tiene que no estábamos lo que se dice contentas con este guía.


Comida y más sesión de sobremesa. Caían chuzos de punta y seguíamos en el interior del barco. Más risas, desde luego, Romà y Elena nos hicieron el viaje mucho más agradable. Nos aproximábamos a la isla de Cat Ba
con un cielo negro, además del desagradable viento que también desembarcó con nosotros. Todos rechazamos el momento bicicleta, una ruta a través de la isla, bueno, la intrépida se lo estuvo pensando y tratando de convencer a su marido... Y puesto que el tema bici era complicado, ni corta ni perezosa preguntó en cuanto llegamos al hotel por el alquiler de una moto… Las chiquillas de recepción flipando, claro, diciendo que era peligroso y tal. Pero, ¿Qué es peligro para una intrépida mujer, eh? Pues allá que se fueron, de inspección al otro lado de la isla… Contaron que muy bonito, aunque no sé si verían mucho porque se les echó la noche encima…

Nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo de Cat Bat, y por el paseo marítimo, que bien podría llamarse paseín, bonito ver los barcos atracados pero lo que se dice el pueblo no tiene mucho de interesante. Comenzó a diluviar tanto que me tuve que comprar una porquería de chubasquero calidad bolsa de supermercado, no había otra cosa, y lo peor de todo es que el ambiente estaba muy húmedo y hacía fresco… Yo continuaba con mis chanclas de correa, otras tres camisetas y el pareo…



La cita para el bote-llón fue antes de cenar, en nuestra habitación que parecía una tienda local con toda la ropa secando... El vino de Dalang (centro del país), estaba aceptable pero las patatas fritas se parecían más a esas cositas que van de relleno en las cajas para que no se rompa el contenido…

Bajamos a cenar raudos y veloces... Ya no me quedaba nada seco y tuve que bajar a cenar con las pantunflas de plástico de hotel
, y por supuesto, el pareo, vaya trauma, para lo que soy yo de coqueta, jeje.



La comida bastante buena comparado con lo que nos tenían acostumbrados en el barco. Más risas, eso siempre.




Al día siguiente amaneció nublado, pero al menos tomé algunas fotos sin lluvia…




Os dejo un regalín, mejores fotos y un vídeo.

http://www.halongbay-vietnam.com/photos/index.htm

21 noviembre 2007

Bahía de Ha Long

Nos habíamos despertado con lluvia, qué contrariedad, porque eso iba a deslucir un montón los días, y las fotos, en la bahía de Ha Long y para una vez en mi vida que iba a estar en el lugar más emblemático de Vietnam, tener que ver ese espectáculo de la naturaleza salpicado de tantas gotas no era lo que más me apetecía, la verdad.

Durante el trayecto a Ha Long no llovía, diluviaba. Ya me estaba arrepintiendo de no haber llevado más ropa y las botas, porque estaba claro que las lluvias dispersas que había visto en Internet habían decidido concentrarse en esa zona… Unas tres horas dentro de aquel abarrotado minibús, con un paisaje muy verde, casas muy humildes y otras no tanto, incluso verdaderas mansiones, campos de arroz y ganado, y de repente una tumba o un montón de ellas. Nos contaron que las construyen junto a los campos porque así los que fallecen custodian las cosechas.

El pueblo de Ha Long es bien feo, y los barcos están apiñados en su pequeño puerto. A priori una piensa, vaya turistadaaa…, y no quiero decir con esto que no sea un lugar turístico, pero maravilloso y grábatelo con fuego, hay que verlo.

Navegar entre 3.000 islotes que te acosan y relajan a la vez, impresiona y es absolutamente recomendable si viajas al país. Al final del relato contaré la mejor manera de hacerlo, teniendo en cuenta nuestros errores…

Una curiosidad: Ha Long significa “El dragón que descendió al mar”. Cuenta una leyenda, que el emperador de Jade pidió ayuda nada menos que a un dragón con el fin de evitar una invasión enemiga vía mar. El dragón se lanzó al agua, y al caer, agitó tan fuerte su cola, que golpeó la tierra ocasionando los impresionantes valles y grietas que posteriormente se encargaría de cubrir el mar. Dicen que el dragón aún vive en el fondo de la bahía, pero no puedo corroborarlo, lo siento.

Respecto a las excursiones organizadas, decir que los precios varían bastante dependiendo del barco y fundamentalmente de la calidad de la comida, porque parece que grandes y pequeños nos vamos encontrando en los mismos sitios. Contratamos el viaje de tres días y dos noches (la primera en un barco de junco y la segunda en un hotel de 3 estrellas en la isla de Cat Ba), con la empresa mayorista APTravel, que a pesar de las fotos vistas y haber escuchado que era de las mejores, no la recomiendo ni a mis enemigos: mala organización, pésima comida y un guía con menos sangre que una silla, y lo que es peor, todavía tengo mis dudas de si nos colocaron en el barco de la categoría que habíamos pagado (75 $). Había una de lujo por 120$ y otra inferior por 50$.




Embarcamos, y enseguida nos dieron de comer mientras nos adentrábamos en la bahía.
Compartimos mesa con una pareja de españoles, Elena y Romà, y en el grupo además, había un chico británico y muchos australianos, uno de ellos casado con una mujer coreana, que se quedó con el mote de “la intrépida”. Qué energía. La comida fue estupenda, con marisquito, bueno, lo que esperábamos.

Después atracamos en una isla porque teníamos un trekking, de menos de una estrella todo hay que decirlo, que empezaba con unas escaleras y continuaba con una subida empinada, para terminar con un espectáculo fascinante. Tuvimos la oportunidad de bañarnos, pero aunque la temperatura del agua era agradable, la exterior era fresca, fresca, y tan sólo hubo una mujer valiente que se baño con las medusas. Noooo, no fue la intrépida, fue Núria. Yo, medio valiente: hasta la rodilla!!















Esa bahía es todo un espectáculo para los ojos de cualquiera, de verdad que sí, con esas pinceladas de islotes, cavernas espectaculares y pequeñas playas, aunque el esperado color verde jade era más bien azul plomizo. Lo perverso, que el agua cristalina brillaba por su ausencia, y es lamentable que un bien declarado Patrimonio de la Humanidad aloje tanta porquería a su alrededor. Deberían quitarle “el diploma” hasta que no sean capaces de cuidar ese entorno.


Nos llevaron a ver la cueva Hang Dau Go (Cueva de las estacas de madera), una impresionante cueva formada por tres cámaras, con estalactitas y estalagmitas, y a la que se accede a través de mogollón de peldaños, noventa según la guía.

Su nombre se debe a que, supuestamente, fue utilizada en el s.XIII para almacenar las afiladas estacas de bambú que el general y gran héroe nacional Tran Hung Dao, clavó en el lecho del río Bach Dang con el fin de cortar el paso a la flota invasora china de Kublai Khan.

“Los hijos de Khan, que habían aprendido de los chinos el arte de la navegación, sufrieron una derrota humillante y perdieron todos sus barcos, lo que impidió que el imperio mongol se extendiera también por Vietnam.”

No obstante, aunque la gruta en sí es muy chula, cuevas si había visto en otros lugares y lo significativo para mí fue disfrutar del mar y de sus islas, y de todo en general, porque es muy curioso ver los pueblos flotantes, que tienen casas y bajo el suelo una piscifactoría instalada. Bueno, y perros y parabólicas y la casa-escuela, y el barquito que transporta a los niñ@s al cole.

La gente vive en casas construidas sobre balsas de madera debajo de las cuales están las piscifactorías, de manera que crían allí los peces y mariscos y cuando engordan, los venden. Además de la pesca, es obvio que el turismo es otra fuente de ingresos para ellos, y en el momento que los barcos de turistas se acercan, aparecen las barquitas-frutería y la modalidad de barquita-kiosco con bebidas, galletas y bolsas de no se sabe muy bien qué.


Ahí va una panorámica desde la gruta Hang Dau Go.



Cuanto me hubiera encantado disfrutar de la cubierta del barco, pero con la rasca que hacía… Llevaba tres camisetas y el pareo a modo de chal, ya veis que poderío, pero era todo lo que tenía, snif, snif, y sólo me quedaba por ponerme la manta de la cama.

Los precios de las bebidas eran de escándalo para algunos, y mientras los australianos bebían vino a raudales en cubierta, los españoles de regateo con la mujer de la barca-kiosco... Al final compramos una botella de vino del país y lo que parecía ser patatas fritas onduladas, pero el guía nos advirtió después de hacer la compra sobre la multa de 5$ por persona si bebíamos el vino. Claro que nos cabreamos, porque sólo nos comentaron bebidas no incluidas, y si bien es cierto que teníamos sacacorchos, no estaba la cosa como para pedir copas prestadas así que pospusimos el botellón para la noche siguiente.

Después de una cena lamentable, sobremesa en español. Nos llevaron un pescado al horno, calamares a la romana, cebolletas también rebozadas y otro rebozado de no supimos qué, vamos que parecía que estábamos en una terracita de Málaga con una fuente de frituras malagueñas..., y el colmo fue cuando vinieron las patatas fritas!!! Eso sí, mientras terminábamos las cervecitas, muchas, muchas risas, comentando anécdotas sobre los días anteriores y cosillas a tener en cuenta, porque dio la casualidad que viajábamos en sentido contrario, bueno, y ellos además, venían de la entrañable Camboya. El resto del grupy jugando al póker, creo. El guía con sus compatriotas. Llegó la hora de dormir. Nuestro camarote estaba junto a la cocina y al motor del barco, y parece ser que olía fatal a gasolina. Yo ni me enteré, hasta que sonó el despertador a eso de las cinco… Una pena, seguía nublado, así que lo de la puesta de sol en la bahía tendría que soñarlo, una vez más…