27 octubre 2007

Primeras impresiones

Empiezo un primer post sobre este viaje, aunque bien seguro que lo editaré de nuevo e iré añadiendo cositas, más que nada por los acentos...

Tenía que haber venido antes a Vietnam. Guauuuu, qué sensaciones tan estupendas, oye. Esto de sentirse millonaria es genial. Nada más llegar al aeropuerto, entrego en la oficina de cambio 100 euros y obtengo 2.280.600 Dongs. Me ha venido a la mente el tío Gilito con su chistera, jaja, menudo fajo de billetes que me han dado que se salen de la carterita y todo, no tan grandes como pensaba pero de gran variedad. Os podéis imaginar que la cosa más simple cuesta millones, y todo es muy, muy barato, por ejemplo la primera noche cenamos las dos por 5 euros y nos tomamos unos batidos de fruta de dragón por 0,80 Ctm, y como no, después un masajito de cuerpo entero durante una hora por aproximadamente 6 euros, el más caro del folleto, pero conseguimos resucitar porque después de tantas horas sin dormir una ya no sabe ni que día es...

Unas horas en Hanoi y ya he tenido un segundo momento de subidón. Resulta que aquí soy alta, bueno, que digo alta, ¡Pero que muy alta! Vamos, de las más altas. Ya en Tailandia me sentí un poco así, pero es que los lugareños de Vietnam parecen todavía más bajitos, aunque las nuevas generaciones van subiendo la media. El mobiliario de las terrazas de los bares es muy gracioso, en consonancia con el tamaño de los lugareños, vamos que parece comprado en el ToysRUs, cielos que mesas y sillas tan pequeñas.


Tengo mucho que contar, pero seguiré escribiendo en otro momento…

23 octubre 2007

Mis vacaciones se acercan...








Ya estamos tod@s, las vacunas puestas, los nervios a flor de piel, lo
s billetes de avión, el seguro de viaje, el visado, el pasaporte, los euros y las tarjetas, el botiquín, el cuaderno de viaje, la cámara y dos tarjetas, la linternita, la guía del país, el bañador, la gafas de sol, las de ver, las de sol graduadas..., el tubo y la máscara para hacer snorkel, tal vez algo de buceo si logro vencer mis temores..., poca ropa, la mochila, una maleta semi-llena, otra vacía... Tan sólo me falta decidir que libro de los que me he comprado esta tarde llevar ¿La elegancia del erizo ó Un lugar llamado nada?


El jueves ya duermo en París, y probablemente estaré muchos días sin pasar por este Rinconcito; pero cuando regrese de este viaje, seguro que tendré un montón de anécdotas que contaros. ¡Hasta pronto!




15 octubre 2007

Decepciones


Mi querido Rinconcito,

Con lo entusiasmada que venía yo, dispues
ta a contarte mis impresiones de esta maravilla de curso de IE que finalizó ayer, y menuda manera de empezar las prácticas. Yo, a lo grande. Ni que fuera de Bilbao, tú.

Menos mal que precisamente ayer se me ocurrió empezar poquito a poco con los cambios. ¿Te has dado cuenta de que soy diferente?

He dejado de ser Ana. Desde ayer, Yo soy Ana. ¿Notas la diferencia? No he modificado mi perfil; pero, cierto es, que ahora sé que alguna "letra" da para más. Además, he añadido un lema, mi lema, tal vez nuestro lema, porque pienso que esta canción ha significado mucho para tod@s mis compys, y desde luego que para mí también. Tú tienes la suerte de poder escucharla cuando te apetezca, que digo escuchar ¡Y cantar!, que te he puesto karaoke y todo. ¿No es genial?. Pensarás que estoy como una regadera, y te disculpo porque tú no has hecho el curso; pero tienes que apuntarte al próximo, ya verás como así lo comprendes todo mucho mejor. Otra cosa importante, es que allí la gente no ayudaba nada; pero nada, apoyaban mucho, eso sí. Interesante reflexión, ¿verdad? Antes de que llames al Samur, voy a dejar de contarte más detalles.

El caso es, que con mis emociones a flor de piel he ido a la biblioteca. Medio Madrid debe estar en Vietnam, porque ni una guía del país, oye; entonces, se me ha ocurrido entrar en un blog (alguna vez lo he visitado), y leer un post con un comentario que hacía referencia a un hombre al que demasiado quise y mucho idealicé, y eso me ha revuelto el estómago no sabes de que manera, y lo que es peor aún, el corazón. Y yo, que soy la emoción con patas..., bueno, ya me has visto cuando he llegado a casa.
El amor ya se terminó, a lo mejor por su parte nunca hubo (conociéndole, no lo creo), pero en cualquier caso yo ya tiré el frasco, y no me gustó sentir la sensación de la falta de sinceridad..., porque cuando uno no cuenta toda la verdad, también es mentir, creo yo, o ¿Tú, cómo lo ves? Aunque se piense en excluir información por el bien de la otra persona, a mí me parece que en el fondo es por cobardía y por lo tanto, no me vale como excusa.

Ahora mismo me encantaría poder recordar todo lo escuchado durante estos días de curso, pero sólo me viene a la mente la idea de que cada uno de nosotros lleva dentro una parte de padre, de adulto y de niño (P.A.N). Un poco de cada es lo normal, aunque veo a personas a mi alrededor que con su espíritu empresarial han decidido crear una escuela de consejos, una residencia de ancianos o lo que es peor, una guardería para el resto de su vida. Y sin intención de redecorarla ni nada, oye.

Confío en que este sea el último post que escriba relacionado con esta etiqueta porque lo que más deseo es cerrar la página de este capítulo de mi vida. Así es que, continuaré en el sofá, contigo, querido blog, con mi tableta de chocolate, con mi Color Esperanza de fondo..., mientras me dispongo a romper fotos de muy buena gana, qué leches, seguro que me sentará estupendamente. Ea!!

Allí nos hemos despedido de una forma diferente, pero como no lo has vivido no lo entenderías.

Besos,

Yo soy Ana

12 octubre 2007

Señales emocionales

Todo sería más fácil, si al nacer nos entregaran un mapa que nos indicara que calle coger, que decisiones tomar, que nos interesa aprender... Bueno, en mi caso me vendría mejor un DVD explicativo, y de fábula sería ya que me entregaran un magnífico GPS, de esos que te habla y dirige a la puerta de donde deseas.

En cierta medida, parece que nuestro sistema emocional hace un poco esas funciones, de manera que nuestras emociones actuarían como señales y nos darían la información que necesitamos para hacer cambios en nuestras vidas. Otra cosa es que prestemos atención a lo que nos dicen y que sepamos decidir qué acción nos conviene emprender.

Parece que las personas emocionalmente inteligentes, por ejemplo, cultivan de manera inconsciente la honestidad, tienen integridad, actúan con responsabilidad y espontaneidad…, y un montón de cosas más. Yo creo que algunas dosis de esto ya tengo y me gustaría pensar que la lista es más larga, pero me cuesta tanto darme cuenta, a veces incluso las escondo o me ruboriza admitirlas. El caso es, que como a mí me encantaría ser emocionalmente inteligente, pues decidí hace unos meses dedicar mi tiempo y esfuerzo a ello. Y en eso estoy, haciendo un curso de Inteligencia Emocional. Pues sí, también hay cursos de esto.

06 octubre 2007

El Feng Shui, un hito en mi vida

Hace años que me habían hablado de esta filosofía, incluso conocí una familia que vivía en una casa construida a medida y bajo los principios de un buen Feng Shui. Hace unos meses coincidí en una cena con una pareja de “fengshuirólogos” que habían venido a Madrid a hacer un curso. Pues sí, también se imparten cursos sobre el Feng Shui. Hay incluso, empresas de consultoría! Ô_Ô

El caso es que hace semanas llegó a mis manos un libro de bolsillín, llamado Feng Shui para el amor. Confieso que llegó a mis manos, básicamente porque lo compré, y como me ha parecido divertido tanto la lectura como mis conclusiones, os voy a hacer un pequeño resumen.

El Feng Shui (FS) sería algo así como el arte de la ubicación. Se trata de aprender a canalizar las energías que fluyen a nuestro alrededor a través de una adecuada distribución de espacios en nuestro hogar, de la apropiada colocación de objetos de decoración, de una combinación correcta de colores… Y después de todos estos ajustes en nuestro entorno, todo con mucha armonía se supone que se producirán cambios positivos en nuestras vidas, que es el propósito del FS.

Parte de los principios del FS se basan en el zodiaco chino, que calcula los años de acuerdo con los ciclos de la luna. Cada persona, dependiendo de su año de nacimiento, está vinculada a uno de los doce animales, pero también a uno de los cinco elementos, y a uno de los dos principios fundamentales del ying y el yang. 

El FS atribuye a cada elemento unas formas, colores y orientación cardinal que hay que tener muy en cuenta antes de hacer cualquier transformación en nuestro hogar, no vayamos a liarla. Además, es muy importante identificar las distintas áreas de la casa y esto se consigue con la figura del Bagua, que es octógono en el que cada lado representa un punto cardinal (están situados al contrario que en las brújulas nuestras), y un área significativa en la vida. Con el fin de restablecer la armonía entre las diferentes áreas, se superpone esta figura sobre el plano de la casa, haciendo coincidir la puerta principal con la parte de abajo del Bagua.


La primera regla de un buen Feng Shui (FS), empieza por la puerta principal y al parecer ésta se relaciona directamente con la dirección de nuestra vida porque es por donde entra el chi. El chi es la energía positiva y hay que conseguir que circule libre y armoniosamente por todos los rincones de las casa. Algo así como las pelusas, pero en “transparente”.

Respecto a la puerta principal y el recibidor, aconsejan lo siguiente:

* Que tenga un tamaño proporcional al tamaño de la casa y que esté situada en el lado izquierdo de la casa, mirando desde dentro, y orientada al sur o este. 

* Que tenga un tamaño proporcional al tamaño de la casa y que esté situada en el lado izquierdo de la casa, mirando desde dentro, y orientada al sur o este.


* Que abra hacia dentro??, y de a un recibidor bien iluminado y lo más grande posible. Y si es pequeño y hay que tirar tabiques, pues se tiran aunque también ofrece la opción de colocar un gran espejo, preferiblemente en el lado izquierdo y nunca frente a la puerta con el fin de evitar que el chi rebote y se vaya.

Uff, yo con la ubicación he tenido suerte pero vaya problemón esto de tener como recibidor un pasillo estrecho y nada iluminado; pero no voy a desarmar el armario empotrado con lo que me costó decidirme… No obstante, he leído que para solucionarlo hay que repartir visualmente el espacio y esto se consigue con cuadros, espejos, luces, plantas, alfombras… A verrrrr, que todo esto empezó porque ¡¡era estrecho!!

* No debe haber una escalera porque el chi subiría por ella.

* Las visitas no deben ver ninguna habitación, sólo el recibidor. Supongo que se refiere a los primeros minutos, porque si les tapamos los ojos a lo mejor no quieren volver… Y yo siempre con la puerta de la habitación abierta, así me va de mal, claro.


*
Nunca debe hallarse amenazada por flechas secretas!!?? No puedorrrr!! Impedirían la entrada del chi y el efecto sería nefasto para los habitantes. Además, conviene evitar que de a una comisaría, hospital, parque de bomberos. Estoy de acuerdo, porque menudo ruido.

No es mi caso, pero “por si os puedo ayudar”… Estos del FS piensan en todo y para paliar los efectos de las flechas secretas o de estos lugares recomiendan… Nunca lo adivinaríais: colocar un seto o valla alta, o bien plantar árboles grandes, o si os gusta más, enmarcarla con unos ladrillos. Vamos, de lo más práctico. 


El libro continúa con consejos sobre cambios beneficiosos en el resto de habitaciones, cocina y baño, siempre teniendo en cuenta la orientación que beneficia a cada persona en particular, cosa que averiguábamos con la fecha de nacimiento. Bueno, un follón de cuidado. Yo ya he puesto mentalmente la casa patas arriba… De momento, hasta que me aclare os dejo estos consejillos, que es la segunda parte del libro.

El Feng Shui del amor en 10 pasos

1. Hay que procurar vivir bajo los principios del Tao.
2. La salida está en la puerta. Toma, menos mal que me compré el libro que si no… Me ha venido a la mente Mariano, mi profesor de filosofía que se daba unos buenos golpes en la pared porque se empeñaba en demostrarnos que era posible que su puño la atravesara.

3. Neutralizar las flechas secretas. Dice el libro: “Ve a la ventana más próxima, y observa las calles. ¿Son rectilíneas y amenazadoras, o agradablemente curvadas?” En este punto tuve que hacer un alto para reírme a gusto, confieso.

4. Poner en orden el hogar, ya que eso ayuda a ordenar también tu interior. Comparto esta idea porque si es cierto que nuestra mente está influenciada por las imágenes que percibe habitualmente y de alguna manera se refleja.

5. Estimular el flujo del chi en toda la casa. ¿Qué cómo se hace esto? Pues con un estimulador de chi, que seguramente vendan en la teletienda…

6. Cambiar los muebles de lugar. Un proverbio chino dice, ”Si necesitas que se produzcan cambios en tu vida, has de mover 27 cosas de tu casa”. Ahora mismo empiezo la lista.

7. Dormir y trabajar con una orientación favorable. Parece ser que para esto hay que consultar una tabla de trigramas y aplicar el octógono Bagua. Ahí es ná… Vamos, para mí al menos más difícil que encontrar el norte.
La posición de la cama es especialmente importante, al igual que lo que vemos al levantarnos y hay que evitar a toda cosa las flechas “secretas”. Por ejemplo, dice que no es bueno dormir bajo una viga. Hombre, un poco arriesgado si es.
8. Localizar el sector del amor y activar tu chi. Para entender mejor este mapa te recomienda otro libro, que no me pienso comprar, aunque parece que se trata de superponer este mapa sobre el plano de la casa de manera que la casilla del sur coincida con la puerta principal. Mi zona del amor creo que está en una pared de mi habitación, porque el salón de mi vecina digo yo que no contará, aunque en realidad es como si formara parte de ella porque escucho perfectamente todas sus conversaciones. Yo creo que lo he calculado bien, porque me he comprado una brújula y todo!!!
Si tu casa es irregular y no aparece en el mapa, el FS también lo contempla: le llama “zona ausente”, claro, ¡cómo no está! Este problemón se resuelve bien colocando objetos simbólicos que rellenan esa zona ausente o bien cambiando de casa, que va a ser lo más fácil, porque recomiendan cosas como instalar una escultura, una fuente o salto de agua, un seto o una zona ajardinada. Yo, como no tengo zona ausente, pues me he quedado más tranquila.
Aparentemente es para ricos con mansiones, pero no ponerse nerviosos que el FS también ha pensado en los que vivimos en apartamentos. Nos propones “colocar un espejo en la pared de la zona Bagua ausente, porque prolongará la casa en esta dirección”, de manera que ya no es necesario cambiarse de casa ¡porque te la hace más grande! ¿No es genial? 

9. Aplicar el Bagua en cada habitación para reforzar la energía del amor y potenciar este aspecto.

10. Sentarse en tu mejor posición de FS. Para ello hay que tener en cuenta el patrón de los cuatro Animales Celestiales, por ejemplo, a la hora de sentarte, dejar un espacio Tortuga por detrás (puede ser una pared o mueble alto) y lo que representaría el Ave Fénix por delante (una ventana). Jamás debemos sentarnos de espaldas a una ventana o una puerta, ni en los rincones o exponerse a corrientes directas de una puerta.

Bueno, amig@s, yo me lo he pasado fenomenal escribiendo este resumen y estoy dispuesta a decorar mi vida. Así que los que no penséis en cambiar de casa o no queráis hacer obras, ¿Qué tal si nos vemos, por ejemplo, en Ikea?
 

02 octubre 2007

Sentimientos otoñales

Los días que merman, las primeras lluvias, la sensación de vuelta al cole, promesas en verano incumplidas…, cosas que desaniman y ponen melancólico a cualquiera. No considero que la llegada del otoño llegue a provocarme una absoluta depresión, pero cada año se repite la misma historia, me ahoga y me envuelve en una sombría nostalgia. 

Con lo que me gustaría, precisamente hoy, dejarme aislar por esos momentos felices que he vivido. Pero va la mañana, y amanece nublada. Y va la tarde, y se pone a llover. Y es que los días grises y la lluvia me entristecen sin remedio.

Empiezo con la revisión de armario. Adiós sandalias y camisetas de verano. Castigadas al fondo del canapé, aunque algunas son afortunadas porque saldrán en breve de viaje. Me decido a hacer un poco de limpieza. Retiro ropa que ya no uso, la mayoría me queda grande y otra ya no me gusta, o no me veo bien. Pues sí, soy caprichosa, es más, mientras pueda permitírmelo me apetece seguir siéndolo. Tendré que ir de compras el fin de semana. Después, intento imaginar los muebles en otra disposición, pero no tengo muchas opciones. Realmente, es la más lógica y por lo tanto, ahí se quedan.

Momento fotos. Paseo la mirada por una pared llena de fotografías enmarcadas y sonrío. Me fijo en las de mi sobrino recién nacido, y tan bebé…, no es que haya dejado de serlo pero está tan cambiado que me enternece recordarlo así, tan pequeñín. Más fotos. Estas corresponden a escenas de mis últimos viajes, lugares que me han encantado y donde he sido muy feliz. Una vista de Lisboa, otra con Ouarzazate al fondo, un paseo por Praga o ese fondo de agua cristalina cerca de las islas Phi Phi. Y como dice la canción, cuando la pena cae sobre mí, miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos… De repente, mi sonrisa se amplía y se modera casi simultáneamente. Sentimientos contradictorios me invaden. 

Y continúo así horas, deambulando entre mis recuerdos, repasando lo que han significado en mi vida y decidiendo los que debería anular, porque en mi habitación y en la casa en general, estoy rodeada de los momentos felices, básicamente se traducen en fotos, de muchas de las cuales aún me cuesta desprenderme. De momento a un cajón, porque no dejan de ser "retales" de mi vida... fotos a contraluz..., como dice otra canción de un grupo que me encantaba.

01 octubre 2007

Más sobre Estambul

Continúo con Estambul, que a este paso se me van a acumular las crónicas de mis viajes... Es que no he tenido ni tiempo para repasar las pinceladas que había redactado.

Al día siguiente, la mañana se presentó de lo más desapacible, con un cielo plomizo y amenazando tormenta, cosa que me disgustó bastante.

Fuimos con bastante antelación a sacar las entradas del palacio Topkapi, situado en la zona llamada la Colina de Serrallo, un laberinto de edificios de la época del imperio otomano lleno de dependencias en las que el lujo está presente, o debió estarlo en la época de mayor esplendor. Desde luego, la superficie que ocupa impresiona porque he leído que es similar al doble del Vaticano o la mitad de Mónaco; por lo tanto, las cuatro horas de visita están justificadas.

Desde mi punto de vista, el Palacio no es para tirar cohetes. Me explico. Bien es cierto que las salas con sus joyas y tesoros muestras piezas muy trabajadas y de gran valor, y que posee enormes pabellones como por ejemplo donde se ubicaban las cocinas en cuyo tejado asoman varias chimeneas; pero me pareció que su interior no estaba muy ambientado en la época y por otro lado el entorno no estaba muy cuidado y con lo que cobran bien podrían hacer algo, digo yo.

No obstante, el pabellón que fue el harén me pareció precioso y con mucho encanto, con salas magníficamente azulejadas, los cojines a modo de sofás, los baños… Pánico me daba sólo de pensar meterme en esta bañera...



Después de cuatro horas viendo interiores habíamos decidido que tocaba un espacio abierto. Recomiendan que la mejor manera de ver el Bósforo, sea a bordo de uno de los barcos de pasajeros que recorren sus costas, de manera que nos dirigimos al muelle de Eminönü a preguntar por el barco en cuestión. No fue fácil, ya que la gente se empeñaba en enviarnos a uno de esos cruceros turísticos y nos costó un poquito encontrar el que utilizan los lugareños. Ya casi se iba… Me recordaba a las miles de veces que he llegado al cine por los pelos…

El Bósforo es un estrecho que por un lado une el mar de Mármara con el mar Negro y por otro separa los dos continentes, Asia y Europa. El nombre significa "vado de vaca". Parece que “según la mitología griega, Zeus convierte a su amante Io en una vaca para protegerla de su mujer; pero Hera se entera y manda un tábano para molestarla. La vaca, escapando del tábano, se ahoga en el estrecho.” Majo este Zeus, ¿verdad?

El trayecto duró una hora, durante el cual el barco va haciendo el recorrido a modo de zigzag, tocando diferentes puntos de ambas orillas. Desde el barco se aprecian mejor las dimensiones de los palacios, como los 600 metros del Palacio de Dolmabahçe, villas estupendas con su embarcadero y su yatecito…

Nos bajamos en la última parada y nos dirigimos a la zona de los chiringuitos a comer algo. Nos sorprendió mucho ver en la parte cubierta del chiringuito de al lado a unos recién casados que estaban compartiendo mesa y mantel con otra pareja. No parecía haber más invitados, y eso que ella era una novia en toda regla: con su vestido de raso brillante, su ramo de flores hecho con la misma tela del vestido… Tremendo.

El regreso lo hicimos en un autobús local, en cuyo interior una ancianita nos llamó la atención por hablar “tan alto”, y os prometo que en ese momento no era cierto; pero claro, teniendo en cuenta que había un cartel que prohibía utilizar el móvil... Había mucho tráfico y desde luego en tranvía hubiera sido más rápido, pero a lo largo de la costa vimos escenas de lo más curiosas. Era Domingo y parece que los lugareños ese día utilizan cualquier pequeño espacio con hierba para hacer barbacoas, un picnic o dormir en una hamaca que han instalado aprovechando dos árboles. Otros pescaban, claro. Desde luego en Turquía el mercado de las parabólicas y las cañas de pescar debe manejar cifras astronómicas.

Nos bajamos en Taskim y paseamos un rato por su calle principal, que está tan transitada como la calle Preciados en Navidad, sólo que aquella es más ancha y larga que ésta. Qué barbaridad, cuanta gente. Y que diferente su público al que se veía en la parte vieja de la ciudad; mucho más modernos, con cortes de pelo muy fashion y ropa de diseño, vaya, que estos si son europeos.

Teníamos el tiempo para ver la mequita de Süleymaniye o Solimán y llegar al hotel donde nos recogían para llevarnos al baño turco. Ah, que no os acordabais que habíamos reservado el día antes!!?? Ellos tampoco, burrggg

Las cúpulas escalonadas y los cuatro delgados minaretes de esta mezquita dominan el horizonte en la orilla del Cuerno de Oro. Se percibía que estaba en lo alto y aún así nos empeñamos en ir andando, y para ello tuvimos que pasar por una zona con calles en cuesta, más bien pobre y llena de niños jugando en la calle.

Empezaba a anochecer y ya estaba iluminada. Desde la torre de Gálata habíamos advertido que esta mezquita era la que primero destellaba, pero verla de cerca me pareció admirable. Al llegar nos encontramos con otros recién casados, que celebraban el banquete en el restaurante situado en frente, aunque esta boda era de postín a juzgar por el automóvil de donde se bajaron.

Muchos la consideran la más bella de las mezquitas de Estambul y verdaderamente comparto esta opinión, porque me pareció preciosa. Qué lástima, que estuvimos tan sólo unos minutos y además no pudimos hacer fotos del interior, porque en ese momento estaban rezando.

Con la lengua fuera llegamos al hotel, unos diez minutos antes de la hora en que previsible mente nos recogían. En este punto ya habréis intuido que no os voy a poder relatar mi experiencia en el baño turco... Resultó que el recepcionista que nos aseguró que había reservado, o bien no lo hizo o los del baño en cuestión pasaron de tomar nota. Así que tendré que conformarme con ver la película del mismo nombre.

En ese momento ya estábamos cabreadas y cansadas que optamos por ir en tranvía a Kumkapi. Nos estaba costando encontrar la calle que llevaba a la zona del os restaurantes y que bien nos vino encontrarnos con una parejita del grupo que se alojaba en un hotel próximo.

Es un barrio de callejuelas lleno de restaurantes, de músicos que amenizan la velada, de comensales cantando y bailando, y mucho bullicio en general. No puedes andar dos pasos sin que te acosen los “comerciales” para que te sientes a toda costa en su restaurante, y enseguida empiezan a ofrecerte descuentos, té gratis y cosas así. Un poco agobiantes, pero aún así me gustó ese ambiente tan alegre y festivo del barrio. La lubina a la plancha muy buena, aunque ni punto de comparación con la que aún perdura en mi memoria (Essaouira, noviembre 2005), y que tenía la menos dos tallas más.

De vuelta al hotel, nos pasamos por la tienda del turco y aunque era la una de la madrugada, aprovechamos para las últimas compras. Nos había invitado a un té y además tenía cosas muy chulas, que me da que traía de sus frecuentes viajes a Asia.

Días intensos. Mucho visto y demasiado que nos faltó por ver. Dejo pendiente un segundo viaje, porque tengo curiosidad por ver la parte asiática y el Palacio de Beylerbeyi, la muralla que se extiende desde el Mar de Mármara hasta el Cuerno de Oro, por callejear sin prisas, por ver los alrededores de Estambul: las islas de los Príncipes, el Bosque de Belgrado, las playas del Mar Negro…

Para los que habéis leído hasta aquí, os dejo un enlace donde podéis ver algunos vídeos del país. Si enviáis un mailecito a la oficina de Turismo de Turquía en Madrid os envían por correo y sin coste alguno, un librito muy completo y un DVD del país.

Y esto es todo… Para los que me preguntáis tanto, insisto, de pasión turca nada. En este momento de mi vida, mi única pasión se llama Jorge y tiene 9 meses.