Es incuestionable que pasar buenos momentos con alguien es relativamente fácil; pero es obvio que no con todas las personas una puede recuperarse de momentos difíciles vividos con la rapidez que desearía… No sé cómo hacerlo o no deseo aprender, o no me siento con ganas de hacer el esfuerzo... Me cuesta tanto...
A lo largo de mi vida, he conocido a personas de las que he aprendido cosas buenas, menos buenas y mejores; pero tener que enfrentarme a situaciones difíciles y la forma de aceptarlo, me ha llevado a aprender cosas ejemplares. Claro, que una se cansa ya de aprender tanto, sobre todo cuando ni siquiera he pagado la matrícula de esta especialidad…
Mientras el tiempo pasa, eso sí, voy descubriendo que no reacciono igual ante situaciones similares. Ahora me ha dado por pensar que tal vez tantos obstáculos en mi vida sentimental se deben a que ellos me van llevando a esa persona que sabe superar las crisis igual que yo, que se esfuerza por conseguirlo y que está decidida a seguir viviendo conmigo los buenos y los malos momentos. Hay que ver lo que llega a pensar una con tal de ver la luz, aunque sea de lejos…
Me hubiera gustado tanto que Martín fuera esa persona... Estaba tan segura… Pero está claro que los planes que una intuye pueden desaparecer en un instante, porque el destino se mueve a su agrado y no como a mí me gustaría. Ocupa aún mi corazón y muchas veces mi mente; pero tendré que aprender a aceptar que simplemente funcionó maravillosamente bien el tiempo que tuvo que funcionar, y apreciar el placer de haber disfrutado esos años compartidos porque su compañía me ha enriquecido tanto que no puedo estar más que agradecida. Un gustazo de relación porque ambos hemos sumado.
Mucha gente de mi entorno me insta a olvidarle, a no dedicarle más energía, a no regalarle mi tiempo… Incluso él mismo en cierto modo me dice que lo vea como un mal ejemplo, no sé a que se debe tanto empeño…, sí, lo sé, pero yo no sé convivir con la enemistad y no puedo evitar seguir queriéndole. Cuestión de sentimientos. Soy así. Y cuanto me gustaría saber dosificar, pero desgraciadamente sólo sé querer a lo grande... Eso sí, si en mi destino estuviera escrito una próxima vez, al menos espero haber aprendido a no creerme lo que a mí me parece evidente…, porque si algo tengo claro en estos momentos de confusión, es que no quiero más Sapos en mi vida. Y sí, es rencor lo que me sale, lo acepto como mío.
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