Aprovechando el madrugón habíamos previsto ir al mercado de la flores, que está a pocos Km de Hanoi en dirección al aeropuerto, y después dedicar el día a ver la ciudad. El chavalillo del hotel se ofreció a llevarnos en moto, obviamente, previo pago, así que les contratamos a él y a su colega para hacer lo previsto. Nos timó, (10$ por persona, de 7 a 16pm) éramos conscientes, pero a esas horas no estábamos para discutir y el hecho de que trabajara allí nos daba ciertas garantías. Habíamos contratado con ellos una excursión para el día siguiente a la Bahía de Ha Long y el vuelo a primera hora de Hanoi a Hue para el día 4 de noviembre.
No obstante, lo importante del día para mí fue que mi miedo a las motos estaba superado!!!! Y es que hay cosas que pesan en la vida de una, y una rotura de mandíbula por tres sitios, con desplazamiento incluido como consecuencia de un accidente de moto, me ha dejado un poco apartada de las dos ruedas durante años...
Aquí dejo un par de estampas del mercado, muy bonito, aunque a las seis de la mañana debe ser más impresionante aún. Y hay que ver lo que cargan en las bicis y las motos, y aquí por un ramito de nada enviamos un mensajero...
Pero el chavalillo no terminaba de comprender nuestro interés por el mercado de las flores, de hecho era la primera vez en su vida que iba allí, y él, de lo que realmente tenía ganas era de mostrarnos el maravilloso mausoleo de Ho Chi Ming, ese que a nosotras nos resultó un rato feo.
Una mole de cemento en la línea de esa estética comunista, plagado de turistas, de vietnamitas que van de peregrinación y de andamios. A mí, particularmente, me hizo más gracia la escena de cantidad de jardineros, en Vietnam hay casi tantos como motos, que se ocupaban de cuidar el jardín que había frente al mausoleo. Creo que le decepcionamos, por eso, y porque no nos interesara entrar en el museo o ver lo que fue la casa de Ho; pero no había tiempo, ni siquiera para ver el etnológico que me hubiera encantado.
Muy cerca del mausoleo se encuentra la pagoda del Pilar Único, un pequeño santuario de madera que ocupa tan sólo 3m2 , y se apoya en una sola columna sobre un lago de mentirijillas.
"En el año 1028, el emperador Ly Thai Tong soñó que Quan The Am Bot Tat, la diosa de la misericordia, le concedía un heredero. Inmediatamente, el emperador se desposó con una campesina que le dio su primer hijo y como agradecimiento, levantó en un estanque de nenúfares una increíble pagoda de madera con un solo un pilar".
Próximo a esta pagoda, está el Templo de la Literatura, dedicado a Confucio y que constituyó la primera universidad vietnamita. Un lujo de sitio, sin motos, nadie grita...
En ese marco formidable cumplimentamos una encuesta sobre el país y el trato que recibíamos los turistas, una lástima que nos pillara al principio del viaje porque esas estudiantes de Turismo no iban a tener hojas suficientes...
Comimos Cha-Ca en un sitio típico, tanto que únicamente había comensales lugareños que nos miraban atónitos; consiste en una sartén colocada en una especie de fondue, en la cual uno mismo va cocinando el pescado o carne acompañado de verduritas y por supuesto, de arroz. Nosotras la pedimos de pez volador. De ese sitio no tengo tarjeta, no tenían, pero hay muchos en la ciudad.
“La comida vietnamita está compuesta por cinco sabores: salado, dulce, amargo, picante y ácido, y se corresponden con los cinco elementos de la naturaleza: fuego, tierra, metal, agua y madera que a su vez representa los colores rojo, amarillo, blanco, negro y verde. Dice la antigua tradición taoísta, que la cocina debe buscar el mismo sutil equilibrio que se encuentra en la naturaleza en cada plato, haciendo siempre presente estos cinco sabores.” Si ellos lo dicen, será verdad. A mí, sencillamente me encantó.
El colmo fue cuando al terminar una de las chicas nos pidió propina. El masaje me gustó, y aunque nos pareció un tanto descarada, busqué la cartera para darle algo. Tiempo perdido, porque ella quería dólares y la rechazó. Pues adiós.
El barrio francés es muy chic, con grandes avenidas y unos edificios de la época colonial preciosos, con tiendas más monas y muchas galerías de arte. Las pinturas que vimos preciosas, pero difíciles de transportar...
Quizás el hecho de no tener ventanas hace que prefieran hacer su vida en la calle, como si no hubiera ya bastante follón con las motos, brurrg!! Los pobrecillos de las bicis no molestan, pero es que los de las motos..., entre que se mueven en una dirección que solo ellos saben (allí "está permitido" cruzar en diagonal), y que conducen super-rápido y pitando sin parar...
Las calles de este barrio conservan todavía nombres de gremios: farolillos, bambú, hojalateros..., vamos, muy pintoresco todo ello. Sería un lugar hasta agradable para pasear si no fuese porque tienes que compartir el espacio ya que las estrechas aceras se convierten en un parking en batería para motos. Los huecos libres que podrían ser usados por los peatones los han pillado los comerciantes y los tropecientos de chiringuitos de comida con sus mini-taburetes y mes-itas comprados en el ToysRUs. Y si a esta escena le pones volumen, con el sonido de las motos y los gritos de los lugareños que te ofrecen una moto, fruta o alojamiento...
Era ya bastante tarde cuando llegamos al hostal y cenamos en un sitio próximo (Nam Thang, junto al Mike's Hotel), cutre, cutre; pero, creo que fueron las únicas personas amables que nos encontramos, tanto es así que volvimos en dos ocasiones más!!! Tenían sólo tres mes-itas y muy pocas sill-itas. Núria era uno más de ellos, con su sopa por 40 Ctm/€, y yo con mi bocadillo por el mismo precio, de ternera con verduras pasadas por la sartén, sipp, es raro, ya lo sé. Otro día probamos la parrillada,... cenamos ambas con cerveza por mucho menos de 3 euritos y muy bueno todo, y además te lo ponen para llevar!!! De nuevo a hacer la mochilita para el viaje a la bahía...
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