25 noviembre 2007

La pagoda del Perfume


Bien cabreadas nos fuimos a ver la pagoda del Perfume (Chua Hon). El guía iba vestido como un pincel, con camisa blanca y pantalón de vestir, muy apropiado para una excursión, ¿verdad?.



Esta pagoda se encuentra escondida entre montañas, a 60 Km de Hanoi, unas tres horas, primero un viaje en minibús hasta Duc Khe, pasando por pueblos y más pueblos, cada uno con su mercado y sus karaokes y cibercafés, y entre arrozales y más arrozales. Los últimos cinco Km. hasta alcanzar lo que es la zona de más afluencia de peregrinos del país se hacen a través del río, en unas barquitas típicas conducidas mayoritariamente por mujeres. Aquí un grupy, jugando la partida.


Un paisaje precioso, a pesar de que el día estaba nublado y bastante desapacible. Una hora que se hace corta, porque se navega por un río muy tranquilo que permite saborear un silencio muy de agradecer después del bullicioso Hanoi. Una puesta de sol, que apuesto que debe ser magnífica pero no pudo ser...


Durante el trayecto se ven algunas casitas a ambos márgenes, barcas que transportan a más turistas, lugareños que pescan o viajan también en barcas, ya que no hay carreteras para llegar a la pagoda. El entorno como digo es muy bonito, eso sí, para la gente que viaje a Vietnam y tiene que recortar días, si ya visto la bahía de Ha Long o Sa Pa, desde mi punto de vista es prescindible, es más, yo lo hubiera cambiado por un día más es Sa Pa.

Al llegar al área de la pagoda, desde el pie de la montaña hasta el templo hay unos 30/45 minutos andando a través de un combinado un sendero de piedras nada uniformes con algunos tramos de escaleras, empinadillas, pero llevaderas. Aconsejo ignorar los comentarios sobre que se trata de un recorrido difícil, porque no es cierto y lo dice una que no es precisamente la reina de la cumbre!!


No obstante, para los vagosenderistas existe también la opción de subir y bajar en el funicular (60.000 Dongs, I/V), que dicho sea de paso fue la elegida por nuestro guía. Claro, por eso iba tan elegante!! El muy jeta, ni siquiera se dignó en esperarnos en el interior de la pagoda; pero se lo agradecimos porque nos endosó al guía de otro grupo, que además de hablar muy buen inglés, resultó ser un chico encantador y un estupendo guía. Tanto él (Mr Handsome), como la agencia para la que trabajaba (Trekking Travel), absolutamente recomendables.


El templo está en el interior de una cueva natural de unos 50 metros de altura, original, pero muy oscura, claro, como todas las cuevas, alumbrada por unas velas y la verdad que no me resultó especialmente espectacular. Un monje la custodia, todo un honor para él, aunque los cambios de turno se produzcan una vez al mes. Los Budas que allí se encuentran respirando incienso y con un montón de fruta y de cajas de galletas a sus pies. Estas ofrendas me resultan especialmente graciosas, y en muchas tiendas y mercados ya venden el "kit ofrenda", envuelto en papel celofán.

Después de comer visitamos la pagoda Thien Tru, situada al pie de la montaña, que tiene un templo muy mono y es un lugar muy tranquilito. La nota discordante la puso la barquera, que después de pedir propina no la aceptó porque era poco.




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