06 abril 2008

Enganchada a Nueva York

Times Square

Millones de personas se chocan entre colosales letreros luminosos y enormes pantallas de televisión, tiendas, restaurantes, y además, este lugar emblemático y un punto obligado, es el corazón teatral de la ciudad con unos 40 teatros por la zona a la que llaman Broadway. Toda esa zona está iluminada día y noche y hace que Londres y su Picadilly parezca el pueblo, o esa impresión me ha dado a mí…

Próximas a esta plaza están las taquillas de TKTS, (referencia: los bajos del hotel Marriot), interesantes porque se pueden comprar, entradas de teatro a mitad de precio sólo para el mismo día de la función. Ojo, que únicamente admiten el pago en efectivo.

El teatro New Amsterdam es pequeño pero precioso, y maravilloso ha sido disfrutar del musical en Broadway. Me habían aconsejado que viera El Rey León, el mejor, pero sólo quedaban al precio de 250 $..., y de todas formas Mary Poppins fue entrañable y precioso. Fabuloso montaje y geniales los actores. Me encantó. Perfecto.


Central Park

Mucho tiempo se precisa para poder saborear cada rincón de Central Park, un enorme recinto con escenarios muy populares que nos hacen pensar en numerosas películas. También fotografié el mítico monumento a Lennon próximo al lugar donde le asesinaron; tan sólo faltaba el Imagine de fondo…

Acicalado para cualquier estación con lagos, puentes, calles asfaltadas, fuentes y alguna que otra escultura, ya se encargan precisamente ellas, las estaciones digo, de vestirlo con un manto blanco, hojas verdes o una maravillosa combinación de tonos amarronados y dorados. Así aparece fotografiado en los puestos callejeros y tiendas de los museos, pero a mí me tocó disfrutar de un Central Park exhibicionista, con todas las vergüenzas al aire. Si no fuera por los rascacielos que decoran el fondo tras las ramas limpias de hojas, la vista diría más bien poco.

A diario parece un lugar bastante tranquilo, pero por lo visto en sábado y domingo se abarrota de gente que hace deporte, va de picnic o se pone a pintar. Esta vez no pudo ser, porque hacía un frío del carajo pero como voy a volverrrr… No me extraña que salgan en la tele con gorros y los vasos de café en las manos, claro, para evitar que se congelen sus cerebros y deditos.

Y además de ser un lugar genial para abstraerte de la ciudad, Central Park en verano acoge todo tipo actuaciones musicales en vivo y obras de teatro; pero esto ya lo contaré cuando vuelva del próximo viaje, que NY también hay que verlo en verano!!

Si hay tiempo recomiendo pasear por la parte exterior del parque, bien por la zona este, donde se concentran muchos de los museos como el Metropolitan o el Guggenheim, o por la oeste, hacia donde está el campus de la Universidad de Columbia, que es impresionante de grande.

En la elegante Quinta Avenida (frente al Rockefeller Center), nos topamos con la Catedral de San Patricio, la mayor catedral católica de estilo gótico de EEUU, que comenzó a construirse en 1858 y se terminó en 1.888. El interior es precioso y merece la pena hacer una visitilla, puertas muy chulas y un rosetón bastante bonito, hombre, el de la catedral de León es que se sale de bonito. A mí me sorprendió gratamente porque el exterior no me decía mucho, sobre todo por el patético entorno que han permitido construir a su vera.

La Catedral es todo un símbolo del dominio católico irlandés de finales del siglo XIX y está dedicada a San Patricio, cuyo día celebran los irlandeses a lo grande y menudo lo que beben!! Estuvimos presentes en el desfile, que en mi opinión es un poco caca, la verdad, aunque tiene su punto divertido a modo de sesión de risoterapia porque eso de tener que llevar tanto complemento de color verde algunas veces resulta tronchante. Hasta los donuts eran verdes ese día...


Harlem

Que Manhattan sorprende, es innegable. Pero, especialmente Harlem, sobrecoge y atrapa, y cuando una llega al barrio parece que ha viajado en la máquina del tiempo… Sencillamente, me ha encantado. Parece una ciudad diferente, con edificios más bajos, con canastas de baloncesto en sus pequeños patios, con modelos de coches de hace bastantes décadas aparcados en sus calles…

Es imprescindible ir en domingo a este barrio y acudir a una misa en alguna de sus parroquias. Toda una experiencia. En mi caso fue la Abyssinian Church, y es muy recomendable reservar a través de Internet lo antes posible y, además, llevarse el email de confirmación impreso, así como mostrarlo “al armario empotrado negro” que tienen custodiando su entrada principal. A este tipo lo reconoceréis enseguida.

Varias horas en un sin vivir… El hombre-armario diciéndonos a los turistas (a grito pelado), que no podíamos entrar, y mientras, una vecina con aspecto de recién levantada le gritaba desde la ventana que todas las semanas con la misma historia, un show impagable, de verdad, y allí, ironías de la vida, los blancos, esperando pacientemente en la acera de enfrente a que entraran todos los fieles negros… No me digáis que no tiene coña la cosa… A pesar de llevar el mail impreso con la confirmación de la reserva, al ser Pascua preveían que acudiera un mayor número de fieles que cualquier otro domingo; por lo que se ve, todas las religiones tienen picos de asistencia y es totalmente comprensible. Lo que no nos pareció tanto, fue escuchar al hombre-armario gritándonos que no sacáramos fotos a la gente (su gente), y minutos más tarde veíamos a la negra de turno haciéndonos fotos al mogollón de turistas de la acera de enfrente, y todos de coña (pero bajito…), diciendo “No pictures, no pictures”.

Durante las horas de espera, una mujer negra “elegantemente” vestida, esto es, con pamelón a juego con la chaqueta de lo que debía ser su traje, porque era lo que asomaba por la ventanilla de su brillante monovolumen, se ofrecía a llevar a la gente a otra parroquia. No preguntamos el precio, pero el caso es que hizo varios viajes. Ni Marketing, ni página Web ni ná.

Finalmente y gracias al papelito, entramos. Otro negro nos indicó el camino hacia el “anfiteatro”, con bancos dispuestos en semicírculo, y el negro acomodador con guantes blancos y pajarita, nos mostró nuestro sitio. La ceremonia empieza con la entrada del coro hacia el altar cantando en fila india, aunque llega un momento que los pierdes de vista ya que pasan detrás del altar y suben unas escaleras, para entrar de nuevo en el anfiteatro. Había unas 90 voces, diferenciadas en dos grupos de mujeres y uno de hombres, esta fue mi deducción, teniendo en cuenta que tengo por oído un zapato... El Aleluya, que la verdad es la única que recuerdo, fue súper y un par de solos cantados por dos mujeres nos dejó sin palabras. Aplausos y más aplausos. Los demás fieles también cantaban, y sonaba estupendamente!!! Esto de cantar bien debe ir en los genes, porque de otra forma, no se explica.

El predicador podía merecerse un post para él solito, pero le daré un párrafo para no alargar mucho el viaje. Que bárbaro, menudo Director Comercial, de los que vende arena en el desierto y encima cara, vaya. Que sepáis que la superbandeja (que se parece a la del pavo de Acción de gracias) para la limosna, la pasan dos veces y los de allí, niños y adultos, echan muchos billetes e incluso sacan sus chequeras. Muy amable también el pastor, nos pidió a los visitantes que nos levantáramos para solicitar al público un caluroso aplauso de bienvenida, y como para no levantarse…, porque es obvio que se nos distinguía claramente…, por el color y por los vaqueros, que a mí los vestidos largos de las bodas ni se me ocurrió llevarlos, la verdad. Y es que vaya “elegancia”, parecía que los niños y niñas que estaban haciendo la Comunión o similar.

Lo más sobresaliente de todo fue, que al tratarse de Pascua, bautizaban a siete personas, siete adultos, alguno de ellos casi octogenarios, la verdad y a propósito, los pobres eran los menos elegantes, con una sabanita blanca enrollada al cuerpo, hay que ver... En la parte superior del altar estaba la pila bautismal, que es de mármol y parecía un jacuzzi en toda regla. Qué momento, el del bautizo. La gente se tronchaba, yo también, y es que ver a la sacerdotisa con el micrófono como si fuera cantante en un concierto o una operadora de call center, salpicada de agua, especialmente cuando sumergieron entre dos al tipo de casi dos metros tirándolo hacia atrás…, y salió a la superficie “con el contenido de dos cubos de agua!?”… El momento de la salida era captado por la fotógrafa oficial, que hay que tener mala leche, con la sábana pingando y los pelos todos aplastados, esa pinta de pollo que tenemos todos al salir del agua, pues va y les tira la foto. Si es que hay cosas que es mejor hacerlas de pequeños…

En definitiva, la misa en sí fue muy emotiva y muy divertida, dos horas y pico duró, pero se pasan muy rápido. Repetiría encantada. Tan sólo entré en un McDonals, pero mirad qué momento he inmortalizado…






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