07 abril 2008

Escoltada por edificios

Es indudable que la hilera de impresionantes rascacielos es uno de los retratos más representativos de la Gran Manzana, expresión que según he leído, empezaron a utilizar los músicos de jazz, que al parecer decían algo así como que "hay muchas manzanas en el árbol, pero si coges New York estarás cogiendo la gran manzana".

La arquitectura de sus edificios es capaz de emocionar a cualquiera y es que, además de ser todo gigantesco, lo antiguo sintoniza perfectamente con lo nuevo y a través del juego de luces y reflejos de unos en las fachadas acristaladas de los otros, se obtienen unas imágenes de la ciudad que una no se cansa de observar y retratar.

Por ello es difícil describir ese paseo matinal entre edificaciones de tal calibre y ese instante al alzar la vista hasta que “el cuello hace crac”, porque la verdad es que he vuelto con los pies destrozados pero con el cuello bastante mejorado!!



Se podría hasta pensar que hay dos ciudades diferentes porque cuando anochece, esos mismos rascacielos que se han sentido protas durante el día, se visten de gala con sus trajes de luces como si empezaran una pequeña pelea para ver cual consigue brillar más que ninguno.

El caso es que, ya sea de día o de noche, Nueva York es una ciudad ciertamente fotogénica, sí señor. Pasear entre sus calles y avenidas es realmente seductor y una se siente una como protagonista de una serie o película. Yo, que descubrí Sexo en NY a través de un amigo que me grabó varias temporadas, y aunque me parece genial, no me ha dado por ahí, pero si hay alguien muy fan, que sepa que hay excursiones organizadas para visitar los lugares donde se ha rodado.

Continuando con los edificios, el primer puesto del podium lo ocupa el Empire State, desde luego el más impactante y el que, sin querer, persigue el objetivo de nuestra cámara. “Construido en 1931, tiene una altura de 381 metros y uno de sus elementos más distintivos es el observatorio que alberga y que ofrece una de las vistas más completas y deslumbrantes de la ciudad, con miradores en los pisos 86 y 102 desde donde se divisan espectaculares vistas de la ciudad. Los 30 pisos superiores se iluminan con diferentes colores dependiendo de las estaciones de año y las diversas celebraciones.”

Vista desde el Empire. Foto regalo de Ruth.

Las vistas de la ciudad desde el Empire son impresionantes, aunque pegarte con la mitad de los turistas para conseguir estar en la primera línea de fuego no sé si es lo más apetecible. Y por otro lado, no creo que merezca la pena soportar colas de hora y media hasta lograr acceder al ascensor, pasando por tienditas varias, un tipo con micrófono en mano que recordaba al momento muñeca chochona de las tómbolas, en su versión “mapita de situación por si surgen dudas de edificios en el mirador”, un fotógrafo profesional para la foto de recuerdo… Prácticamente todo su interior estaba en obras pero, lo infame de esta visita es la pésima organización porque además de no permitir abandonar la supercola en cuestión una vez que pasas el primer control, no registran un aforo, al menos aparentemente, de manera que te encuentras en la terraza con un tapón de tropecientas personas pegándose por la primera línea de fuego para obtener su mejor instantánea..., las mismas tropecientas que hacen de nuevo la cola para bajar. Ciertamente, daba hasta miedo tal mogollón de gente un tanto histérica. Ah, no preocuparse, que en el circuito de regreso pasas de nuevo por las tienditas.

¿Recomendable? Obviamente, al ser el más alto desde ese mirador parece que tocas los tejados de los edificios y se ve una panorámica más completa de la ciudad, con la parte del río y la Isla Libertad, por ejemplo, y también es verdad que impresiona más que la vista que obtienes desde la terraza del Rockefeller; pero se pierde tanto tiempo, y me agobié tanto, que salvo que estés un montón de días en la ciudad, personalmente prescindiría de ella. La puesta de sol es lo más apetecible y por lo tanto, es posible que haya más follón, pero en todo caso mejor asomarse con vistas nocturnas de la ciudad y reservar antes por internet, porque es todo un honor pasar directamente a la cola más larga!!!

El Rockefeller Center, es el complejo comercial y de entretenimiento más grande de EEUU y tiene una plaza, que además de acoger el mega-árbol de Navidad se usa como terraza de restaurante en verano y como pista de patinaje sobre hielo en invierno, justo el escenario que yo vi: gente patinando al aire libre a ritmo de una música muy animada. Es un “viaje al cielo” en un ascensor precioso, con el techo transparente, superchulo, éste sí que tiene glamour, aunque no me parece justo que te obliguen a pagar con tarjeta de crédito y te cobren comisión por ello, y para colmo no te adviertan previamente. No es para arruinarse, pero no lo veo bien.

Otro edificio emblemático, y que me encantó, es el Chrysler, y es que los destellos de su original cúpula metálica se reflejan tan extraordinariamente que se distingue desde muchos otros puntos de la ciudad.

Hay otras construcciones que destacan no sólo por sus exteriores y la Biblioteca Nacional desde luego es como para no perdérsela. Extraordinario edificio con un interior que no deja indiferente a nadie, y que alberga unas salas y unas colecciones alucinantes, vamos, que yo no podría estudiar allí ni de coña. Servicio de Internet gratuito en una de sus salas tan sólo mostrando el pasaporte.

Se necesitan varios días para ver muchos de sus museos y no tuve demasiado tiempo. Sólo visité unas horas el Metropolitan, precioso edificio y supongo que el recorrido lo diseñó el mismo que trazó el del metro porque vaya follón de sitio. El Moma, sin embargo, parece que está muy bien "señalizado" y llegas fácilmente a la sala que pretendes según me contaron.


La pieza más grande de este museo es el Templo Dendur, del año 15 a. d. c., que fue un regalo del gobierno egipcio a los EEUU y llevado desde las orillas del Nilo a Nueva York piedra a piedra, ahí es ná. Lo de los egipcios no es normal. El caso es que no lo encontré, ni eso ni la parte asiática, porque me perdí por otras salas…

Otra chulada: La Estación Central de Nueva York, que tardaron como diez años en construirla, y además de ser un característico escenario de algunas películas, es muy significativo entrar aunque sólo sea por el placer de regalar a nuestras retinas la visión de un vestíbulo, creo que es el más grande del mundo, repleto de gente hasta la bandera, y subir a lo alto de la escalera donde la perspectiva es impresionante y contagiosamente caótica. He leído que pasan unas 500.000 personas al día y no precisamente paseando, así que te dan ganas de empezar a correr... En la planta inferior hay una zona de descanso con unos butacones con una pinta de cómodos…, obviamente, todos ocupados por gente durmiendo a pierna suelta. Efectivamente, por si alguien tenía dudas, la gente también duerme siestas fuera de las fronteras de España.

El edificio de la ONU también está fenomenal. Al entrar, nos topamos con un coro con voces impresionantes y tan sólo hubo tiempo para ver una exposición que muestra el ingenio de la gente al plasmar en sus dibujos, con pinceladas de humor, sus conclusiones sobre las consecuencias de las guerras. Divertidísimos. Queda patente que el humor es universal. Se puede visitar el interior por cuenta propia o con visitas guiadas en diferentes idiomas, pero a horas concretas así que otra cosa pendiente para cuando repita destino porque lo encuentro muy interesante.


Y basta ya de interiores. En la Quinta Avenida todo suena a elegancia y lujo. Y sí, estuve en Tifanny & Co, si es que ellos (los edificios), pueden conmigo..., que en mi caso, tiene cierta similitud con los Paradores en España. De unos conozco sus cafeterías y de Tifanny sus aseos, me los imaginaba más espectaculares, que es lo que me pude permitir, y también sus vitrinas, que por mirar de momento no cobran! Impresionantes joyas, pero lo dicho, no me daba ni para un alfiler!!!

Es otro estilo, pero me ha encantado el edificio de Appel, cuya entrada es un simple cubo transparente con la manzanita, todo tan blanquito y los dependientes con sus polos de color turquesa. Preciosos ordenadores y esas increíbles pijotadas que venden y que puedes, sin tiempo limitado, incluso navegar por Internet gratis. No pude resistir la tentación y me compré la Ipod Nano, una monada, pero a ver si consigo cargar música...

Desde el interior de la tienda Appel


Es el momento de hablar de las compritas. Este apartadillo me ha encantado y ni que decir tiene que me han faltado días para continuar, y eso que llené la maletita que iba vacía… En esta ciudad se puede comprar de todo, eso es obvio. He encontrado especialmente super bien de precio todo lo referente a electrónica, fotografía, ropa de marca americana (sobre todo de niños), cosméticos de marca americana, y calzado, además bonito. Entre que algunos de estos productos son de por sí mucho más baratos y el fabuloso cambio del euro con respecto al dólar que vivimos, que quien nos lo iba a decir…, el resultado es que algunas cosas estaban a mitad de precio. Con razón era como ir de tiendas por Madrid, con tanto español alrededor, y un buen número de italianos.

Dentro de toda la amplia oferta de tiendas, recomiendo especialmente dos:

B&H, en el número 420 de la 9ª Avenida. Bestial de grande, buenos precios en todo lo referente a material fotográfico y electrónica, con una perfecta organización, se nota que los dueños son judíos por el sistema de pedidos, pagos, recogida…, todo está perfectamente estudiado. Hay muchos dependientes que hablan español y tan sólo hay que tener en cuenta precisamente eso, que son judíos, y por lo tanto el viernes por la tarde y el sábado está cerrada pero los domingos abren.

http://www.bhphotovideo.com


Macys, en situado en Herald Square cerca del Empire State. Similar a nuestro Corte I., con ropa de diseñadores con mejor precio que en la propia tienda de la marca en cuestión y por lo visto mucho mejor que en España. Tan sólo tienes que ir a Atención al Cliente y mostrar tu pasaporte, y te darán una tarjeta válida por 30 días con la que consigues un 11% de descuento en el momento del pago. Ojo, que el descuento no vale para las secciones de electrónica ni cosméticos, en la que por cierto te maquillan en el momento sin mucho problema. Yo no lo probé por falta de tiempo, pero las clientas que vi, estaban muy monas.

http://www.macys.com


Y ya sólo queda: El sur de Manhattan, que está en maquillaje...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Ana
Este post es genial. Que envidia me da. Me parece que me estoy enganchando a tu blog.
Bueno como ya casi eres buceadora te daré la bienvenida a nuestro mundo Azul.
Un saludo
Pep.