11 abril 2013

La magia de Isfahan

El conductor del bus hacia Isfahan había llamado la noche antes al hotel Silk Road para decir que nos avisara que salía media hora antes!!!??, que si nos iba bien perfecto y si no, pues que cambiáramos los billetes para ir en otro bus. Parece ser que le venía mejor salir un poco antes, increíble. Cosas de Irán.
Había puesto muchas ilusiones en Isfahan, tenía buenos recuerdos de El médico, pues está ambientada aquí esta novela de Noah Gordon, hay ciudades que te caen bien, sin más, y la verdad es que 4 días me han sabido a poco. A pesar de lo turística, y especialmente en estos días en que celebraban el año Nuevo, me ha encantado. Isfahan enamora.
Es sin duda una ciudad para pasear, callejear y perderte un poco o un mucho, especialmente por su parte antigua, porque te traslada a otra época en el tiempo, algo muy mágico!!! Me encantó la mezquita del Imam, de lo más bonito que he visto en mi vida, comparable al Taj Mahal, gran ejemplo d perfección y con un trabajo increíble en su interior; entradas carísimas, costaba la entrada lo mismo que cenar en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, teniendo en cuenta que no sirven vino ni cervezas, bueno sí, con sabo a granada, melocotón, limón... Me encantó el barrio armenio y el puente Khaju de los más bonitos que he visto, que pena que no tenga agua el río... Y como no, las compras con mi querida Ati en el Gran Bazar.
En Isfahan también iba a encontrarme con gente de Couchsurfing y con conocidos de amigos, experiencias muy interesantes y muy de agradecer porque ves la ciudad y al país a través de los ojos de los que viven allí. Apena ver la opresión con la que viven, pero no pueden hacer gran cosa para salir del paso. 
Me habían advertido del deporte nacional: el picnic, y la verdad que es espectacular la cantidad de alfombras que lucen en la plaza del Iman, con barbacoas incluido, cosa que me parece fatal, que permitan hacerlo en jardines frente a sus maravillosas mezquitas, comen, cenan y para mí que duermen porque bien temprano están allí aparcados!

Por aquello de integrarnos, hicimos picnic en el puente Si-O-Se, sin alfombra claro, pero el caso es que tomamos el té con una familia de Afganistán que estaban en la alfombra de al lado. Por supuesto, con el reportaje gráfico de rigor y de intercambio de emails!!! Y la toma de dirección, qué menos que enviarles las fotos!!
En esta zona próxima al río, los elementos del picnic aumentan, y ya llevan barbacoa, sus teteras espectaculares, camping gas, neveras y hasta olla expréss!! Las alfombras son también de lujo, persas, persas, de las que pesan porque a veces las llevan entre varios, que bien podrían estar de mudanza!
El otro puente que recomiendan ver, y que me pareció espectacular, es el puente Kahju. Maravillooooso, más que el otro.

El puente que fue construido alrededor del año 1650 por el Safavadking persa Shah Abbas II, sobre los cimientos de un puente de más edad, es quizás el mejor puente en la provincia de Isfahan, mide 105 metros de largo y 14 metros de ancho, y tiene 23 arcos.”

La imagen es una postal que me regalaron y que refleja un momento en el que había agua, este año el agua había sido desviada para uso agrícola.

 
Cruzando el río te encuentras con otra sorpresa superagradable: “Jolfa”, el barrio Armenio. Sólo caminando por las calles de este barrio ya te das cuenta de que no es como el resto de la ciudad, hasta el pavimento es diferente, más de ciudad, se parece un poco más a Europa, la misma impresión tuve al ver la parte nueva de Estambul. Te chocas con Mango, Adolfo Domínguez... cochazos, hombres con modernos cortes de pelo y ropas, manicura francesa, sandalias de escándalo, y tambien gente que no nos sonríe ni saluda, no interactuan quiero decir. Son de otra pasta... 
 
Es curioso también ver iglesias cristianas con arquitectura de mezquitas, con el suelo cubierto de alfombras y con un montón de pinturas con motivos religiosos decorando sus paredes. Según me han contado, la colonia Armenia ha luchado mucho por poder seguir con sus creencias en terreno iraní, dónde en teoría, sólo una religión es posible por Ley, esta es una excepción, y de hecho han sido respetados incluso durante la revolución de Khomeini.
 
Entre todas las iglesias del barrio armenio,  destaca la catedral de Vank (s.XVII), cuyo exterior no sigue la arquitectura tradicional persa y desde luego no destaca especialmente por su belleza que está precisamente en el interior, con unas paredes totalmente recubiertas de espectaculares frescos que impresionan, sobre todo las escenas de los mártires...  

Recomiendo un café precioso que hay cerca de la catedral, justo frente al hotel Jolfa. El refresco de azafrán, muy rico.
 

Durante los 4 días en Isfahan nos alojamos en Dibai House, reservado por mail. Es una casa tradicional preciosa, con años de antiguedad y superbien decorada por Sufi, en ella te sientes como que formas parte de un cuento persa. Sufi es iraní y fue hippi en Ibiza durante 30 años allí, no es genial??

El desayuno que ofrece es de los mejores que he probado en mi vida! En cuanto al curso de cocina que hicimos en Dibai fue un poco flojo...la idea era aprender a cocinar arroz iraní con fesenjun que es una salsa hecha con granadas y nueces y más cosillas, a la que se añade pollo troceado y previamente cocido, de aspecto horrible pero supeeeerrico; y de segundo pudding de arroz que eligieron los franceses... El problema fue el ingrediente principal, pues ni la ex-hippi ni la profesora encontraron pollo en los mercados próximos... Con esto de las fiestas había cerrado el matadero y con tanta barbacoa en alfombras pues que no había pollo en las tiendas, oye! ni en el barrio de la profesora ni cerca del hotel, total que solo cocinamos la salsa y el arroz a la iraní, y luego el pudding de arroz de los franceses, hasta el moño de arroz... Fue una situación tan subrealista que tuvo el detalle de no cobrarnos, así es que no sé como será un curso en toda regla! 

Muy a mi pesar, confieso que lo mejor de Irán no es la comida. Probamos platos muy buenos pero poco pescado (no es muy bueno y se consigue si acaso en la zona del Caspio), y bastante monótono en la forma de cocinar. Según me contaron, en las casas sí se cocinan platos más elaborados pero los iraníes cuando salen a cenar como que les apetece más los platos más sencillos tipo kebab, y eso es lo que ofrecen los restaurantes, poca variedad y en todos prácticamente lo mismo.


Recomendaciones:

Si te alojas en esa casa, ten en cuenta que te da los precios en euros pero te pide que pagues en euros... 

Pídele a Sufi que te escriba en un mail en farsi, con la dirección de la casa y como llegar en taxi. Una vez en la plaza andando es muy fácil llegar, pero los taxistas no conocen toda la ciudad, obvio...

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