El
conductor del bus hacia Isfahan había llamado la noche antes al
hotel Silk Road para decir que nos avisara que salía media hora
antes!!!??, que si nos iba bien perfecto y si no, pues que cambiáramos
los billetes para ir en otro bus. Parece ser que le venía mejor
salir un poco antes, increíble. Cosas de Irán.
Había
puesto muchas ilusiones en Isfahan, tenía buenos recuerdos de El
médico, pues está ambientada aquí esta novela de Noah Gordon, hay
ciudades que te caen bien, sin más, y la verdad es que 4 días me
han sabido a poco. A pesar de lo turística, y especialmente en estos
días en que celebraban el año Nuevo, me ha encantado. Isfahan
enamora.
Es
sin duda una ciudad para pasear, callejear y perderte un poco o un
mucho, especialmente por su parte antigua, porque te traslada a otra
época en el tiempo, algo muy mágico!!! Me encantó la mezquita del
Imam, de lo más bonito que he visto en mi vida, comparable al Taj Mahal, gran ejemplo d perfección y con un trabajo increíble en su interior; entradas carísimas, costaba la entrada lo mismo que cenar en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, teniendo en cuenta que no sirven vino ni cervezas, bueno sí, con sabo a granada, melocotón, limón... Me encantó el barrio armenio y el puente Khaju de los más bonitos que he
visto, que pena que no tenga agua el río... Y como no, las compras
con mi querida Ati en el Gran Bazar.
En
Isfahan también iba a encontrarme con gente de Couchsurfing y con
conocidos de amigos, experiencias muy interesantes y muy de agradecer porque
ves la ciudad y al país a través de los ojos de los que viven allí.
Apena ver la opresión con la que viven, pero no pueden hacer gran
cosa para salir del paso.
Me
habían advertido del deporte nacional: el picnic, y la verdad que es
espectacular la cantidad de alfombras que lucen en la plaza del Iman,
con barbacoas incluido, cosa que me parece fatal, que permitan
hacerlo en jardines frente a sus maravillosas mezquitas, comen, cenan
y para mí que duermen porque bien temprano están allí aparcados!
Por
aquello de integrarnos, hicimos picnic en el puente Si-O-Se, sin
alfombra claro, pero el caso es que tomamos el té con una familia de
Afganistán que estaban en la alfombra de al lado. Por supuesto, con
el reportaje gráfico de rigor y de intercambio de emails!!! Y la
toma de dirección, qué menos que enviarles las fotos!!
En
esta zona próxima al río, los elementos del picnic aumentan, y ya
llevan
barbacoa,
sus teteras espectaculares, camping gas, neveras y hasta olla
expréss!! Las alfombras son también de lujo, persas, persas, de las
que pesan porque a veces las llevan entre varios, que bien podrían
estar de mudanza!
El
otro puente que recomiendan ver, y que me pareció espectacular, es el
puente Kahju. Maravillooooso, más que el otro.
“El
puente que fue construido alrededor del año 1650 por el Safavadking
persa Shah Abbas II, sobre los cimientos de un puente de más edad,
es quizás el mejor puente en la provincia de Isfahan, mide 105
metros de largo y 14 metros de ancho, y tiene 23 arcos.”
La imagen es una postal que me regalaron y que refleja un momento en el que había agua, este año el agua había sido desviada para uso agrícola.
Cruzando
el río te encuentras con otra sorpresa superagradable: “Jolfa”,
el barrio Armenio. Sólo caminando por las calles de este barrio ya
te das cuenta de que no es como el resto de la ciudad, hasta el
pavimento es diferente, más de ciudad, se parece un poco más a
Europa, la misma impresión tuve al ver la parte nueva de Estambul.
Te chocas con Mango, Adolfo Domínguez... cochazos, hombres con
modernos cortes de pelo y ropas, manicura francesa, sandalias de
escándalo, y tambien gente que no nos sonríe ni saluda, no
interactuan quiero decir. Son de otra pasta...
Es
curioso también ver iglesias cristianas con arquitectura de
mezquitas, con el suelo cubierto de alfombras y con un montón de
pinturas con motivos religiosos decorando sus paredes. Según me han
contado, la colonia Armenia ha luchado mucho por poder seguir con sus
creencias en terreno iraní, dónde en teoría, sólo una religión
es posible por Ley, esta es una excepción, y de hecho han sido
respetados incluso durante la revolución de Khomeini.
Entre
todas las iglesias del barrio armenio, destaca la catedral de
Vank (s.XVII), cuyo exterior no sigue la arquitectura tradicional
persa y desde luego no destaca especialmente por su belleza que está
precisamente en el interior, con unas paredes totalmente recubiertas
de espectaculares frescos que impresionan, sobre todo las escenas de
los mártires...
Recomiendo un café precioso que hay cerca de la catedral, justo frente al hotel Jolfa. El refresco de azafrán, muy rico.
Recomiendo un café precioso que hay cerca de la catedral, justo frente al hotel Jolfa. El refresco de azafrán, muy rico.
Durante los 4 días en Isfahan nos
alojamos en Dibai House, reservado por mail. Es una casa tradicional preciosa, con años de
antiguedad y superbien decorada por Sufi, en ella te sientes como
que formas parte de un cuento persa. Sufi es iraní y fue hippi en
Ibiza durante 30 años allí, no es genial??
El
desayuno que ofrece es de los mejores que he probado en mi vida! En
cuanto al curso de cocina que hicimos en Dibai fue un poco flojo...la
idea era aprender a cocinar arroz iraní con fesenjun que es una
salsa hecha con granadas y nueces y más cosillas, a la que se añade
pollo troceado y previamente cocido, de aspecto horrible pero
supeeeerrico; y de segundo pudding de arroz que eligieron los
franceses... El problema fue el ingrediente principal, pues ni la
ex-hippi ni la profesora encontraron pollo en los mercados
próximos... Con esto de las fiestas había cerrado el matadero y con
tanta barbacoa en alfombras pues que no había pollo en las tiendas,
oye! ni en el barrio de la profesora ni cerca del hotel, total que
solo cocinamos la salsa y el arroz a la iraní, y luego el pudding de
arroz de los franceses, hasta el moño de arroz... Fue una situación tan subrealista que tuvo el detalle de no cobrarnos, así es que no sé como será un curso en toda regla!
Muy
a mi pesar, confieso que lo mejor de Irán no es la comida. Probamos
platos muy buenos pero poco pescado (no es muy bueno y se consigue si
acaso en la zona del Caspio), y bastante monótono en la forma de
cocinar. Según
me contaron, en las casas sí se cocinan platos más elaborados pero
los iraníes cuando salen a cenar como que les apetece más los
platos más sencillos tipo kebab, y eso es lo que ofrecen los
restaurantes, poca variedad y en todos prácticamente lo mismo.
Recomendaciones:
Si te alojas en esa casa, ten en cuenta que te da los precios en euros pero te pide que pagues en euros...
Pídele a Sufi que te escriba en un mail en farsi, con la dirección de la casa y como llegar en taxi. Una vez en la plaza andando es muy fácil llegar, pero los taxistas no conocen toda la ciudad, obvio...
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