04 febrero 2008

Ay, los Goya

Una alfombra verde engalanada con logotipos de bebidas alcohólicas no es que provoque mucho glamour, pero esos caballeros que acuden a una gala de este tipo en mangas de camisa o con chaquetas de punto tampoco ayudan mucho. Y quien dice caballeros, dice señoras o señoritas porque el vestido de Leticia Sabater era para premio... Tengo que reconocer que yo soy coqueta por naturaleza, y a lo mejor un poco exagerada, pero creo que esta mujer tiene por estilista a su peor enemigo. Tremendo. Mirad, mirad…

Espectacular Elsa Pataky. Espectacularmente alicatada, se podría decir. Claro, que la chica lleva con mucho estilo los “trapillos”, eso sí.

Y mira que me alegro que el Goya a la mejor actriz se lo haya llevado la Verdú. Yo apostaba por ella porque me está gustando mucho lo que transmite en sus últimas películas, no sé si porque elige bien sus guiones o porque le ofrecen muchas cosas interesantes, pero a mí me ha gustado. Y también me ha agradado que a Amparo Baró le hayan dado el de actriz de reparto porque se salía del papel. Lo cierto es que me pareció preciosa la peli de Siete mesas…

Durante unos minutos pensé que ayer estaba actuando. Hoy he visto a un Alfredo Landa, que manifestaba ante las cámaras su preocupación por no haberse expresado tan bien como habría deseado. Me ha dado penilla, la verdad. Me parece un buen actor y además, tan entrañable. Deberían repetir la gala, hombre!!

Lo que si me gustaría, es que la Academia se plantee abrir un proceso de selección para presentador de la próxima gala porque, personalmente, me han resultado bastante poco graciosos los chistecillos de Corbacho y de un gusto deplorable, por ejemplo, el momento en que baja del escenario para entrevistar a Belén Rueda, que en ese instante había pasado ya a ser no galardonada. Muy elegante, en mi opinión. Me refiero a ella, por si había alguna duda.

El caso es que aguanté hasta el momento del Goya al mejor actor. Y también me alegro de su premio, aunque parece que mucha gente piensa que San Juan hace de él mismo en esa película, algo que he escuchado de viva voz de un amigo cinéfilo y, que además, he leído en algunos foros. A mí me gustó Bajo las estrellas. Me pareció una conmovedora historia con golpes de humor y su personaje me transmitió mucha ternura, pero como lo vi en persona únicamente durante unos minutos no sabría decir si él es así o estaba actuando.

Su discurso me recordó un poco al momento Almodóvar en la ceremonia de los Oscar, con el santoral al completo, venga a dedicar y dedicar, y vaya la que ha liado con su comentario “político”..., en mi opinión fuera de lugar, pero cada uno en su tiempo de discurso supongo que puede decir lo que quiera, que para eso le han dado un Goya, y además, ha tenido tiempo para elegir sus palabras, que para eso llevaba el papelito. Me pregunto si le habrá molestado alguna vez apellidarse “San”!? Bueno, San Juan:-)

Y esta noche los premios max, así que algunos habrán dormido en el AVE. Ya al comienzo de la gala estaban precisamente haciendo alusión a la “disolución de la Conferencia Episcopal”, que parece que es lo más trascendental del día. Eso, y el debate sobre el cine subvencionado por elección personal en una casilla del IRPF.

Yo en cambio me quedo con otro titular, una noticia que me intranquiliza bastante más que todo eso. Hoy ha sido el Día Mundial contra el Cáncer, así que mucho ánimo a los que lo padecen y a los que les apoyamos, suerte a los que investigan, y cordura a los que tal vez lo pudieran evitar pero se empeñan en continuar con sus malos hábitos...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he animado a escribir porque me anima una coqueta magnífica y porque es de la gala más mimética y hortera del firmamento de cartón piedra del cine español.

El bodrio soberbio no podría tener mejor premio que el intento de "mejorar" al remedo del tío Óscar en el busto de un genio, con cámara plegable dentro, al menos en las primeras ediciones.

Lo de "academia" suena a rechufla, a biblioteca chancletera. Y la gala es un ejercicio de patetismo acomplejado que deprime al más pintado su sola mención.

El desfile de abominables lerdos ha tenido su clímax con la presentación de un narcisista de lupanar para catetos con nombre de presidente soviético.

Disfrazado de hombre orquesta, como es su costumbre, se parece más al aguador de Marrakech, con sus cacharros colgantes, que a un tío que se gana la vida haciendo reír. Tal vez sea un cerebro haciendo chistes para otros, pero la talla intelectual de la que presume -y que a algunos convence- expele un tufillo a calcetín negro sudao de fibra de becario.

No se exhibía tal cantidad de pena ajena desde los angustiosos monólogos de Pepe Viyuela, hoy un sifilítico Filemón, al que alguien, inexplicablemente, dá de comer.

El cine español no es una realidad; no es más que una caterva de rojelios impresentables chupando del bote. El Arte subvencionado no es más que un acto de propaganda.

Nuestro cine no existe desde hace 20 años, cuando todavía coleaban las películas depravadas del destape, verdadero coletazo postrero del cine visceral que se heredó desde el cine coartado -pero también social- del anterior régimen político español.

Hoy sólo hay algunos excelentes directores, magníficos técnicos de imagen y de sonido, buenos animadores, aunque en el extranjero, pero cine español como tal ... creo que no es más que humo de indios disfrazaos. Tampoco hay buenos pintores, y compositores sólo hay uno, el de siempre. Realmente el arte español ya no existe. No es más que un grupo de jetas que juegan al artisteo y al famoseo, en un continuum de la adolescencia rebelde y soez.

El que Pé se exiba de putilla por el mundo lamiendo morros famosos a diestro y siniestro no la convierte en actriz, por mucho que nos la intente colar Allen en una película de viejo verde, de las que seguirá haciendo gala hasta que no pueda ya ni sujetarse el clarinete.

Tampoco Banderas, por muchos caliqueños que le eche a la bien dotada se convertirá en mejor actor. Ambos de la factoría Almodóvar, un sujeto original convertido en icono por progres de aquí y gays de allá, aunque con el indudable mérito de haber marcado un antes y un después en el cine, lo que no es poco.

Bardem, es otro cantar. Es un animal de la escena, tan rotundo que su masiva cabeza parece la de un fauno de arcilla fresca, dispuesto a engullir saturnalmente la escena. Puede hacer lo que le dé la gana, que saldrá bien y se convertirá en el Anthony Quinn español.

Para tener una idea de lo que es el cine español deberemos tomar un poco de altura sobre la perspectiva, no sea que el chovinismo y el tontismo nos cieguen.

Astérix en Los Juegos Olímpicos es una coproducción de cuatro países trufada de actores de cada país para "garantizar" un éxitazo europeo en taquilla. Santiago Segura, nuestro gran artista es nuestro valedor. Y ese es el mismo sistema que aplica el tontolaba y su comparsa de enanitos toreros del gobierno al llamado cine español.

Como no quiero echar más sal y vinagre a este bálsamo de Fierabrás que es la página de Ana, me reservo un poco para la próxima ensalada.

Besos al interior infantil y adulto de Ana.

Ana dijo...

Cielos, que energía a esa hora tan temprana..., Anónimo de Madrid. ¿Y dices que todavía te reservas algo?

Supongo que nos conocemos, pero sinceramente, no caigo:-)