18 junio 2008

Entre libros


Menuda estampa que vimos el pasado sábado en la feria del libro. Ella, él, el perro "mayor" y el perro “menor”, supongo que demasiado pequeño para ir andando!? Qué cosas, no sé si calificarla de entrañable o de ridícula. Hablaban en inglés (los adultos). Y claro, como hacía calor iban sin ropa (los perros), porque no hace mucho que me enteré que hay a la venta hasta ropa interior para estos animalillos. Tronchante!!



Además de reír ante semejante viñeta, recorrimos la feria y nos paramos en algunas de las casetas. Menuda fila de gente a la espera de una firma de Buenafuente en su libro, increíble, tan larga como la del puesto de helados y teniendo en cuenta la asfixiante tarde de sábado, os aseguro que era considerablemente larga. Me sorprendió ver firmando libros a ciertos personajes, más que nada porque no tenía ni idea que hubieran escrito algo, me refiero por ejemplo al tal Risto Mejide, que estaba al lado de Buenafuente y con muchísimo menos follón, o a Cándida con su libro de cocina.


Aunque mi pequeña montaña de libros pendientes de leer va creciendo desde Navidad, y es que los tutoriales de blogs y de photoshop me tienen tan absorbida que apenas tengo tiempo de avanzar en mis lecturas, además de que tengo un poco aparcados el manual del buceo y el de reflexología podal…, pero por supuesto que compré, y en concreto me decanté por dos libros: La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel y 2666, de Roberto Bolaño.

Me decidí por el primero porque le encantó a una de mis mejores amigas y por eso me lo recomendó junto con otro libro que no encontré, Cazadores de humo, de Óscar Lobato que está ambientado en Cádiz. Confío plenamente en el buen criterio de mi querida gaditana y ya intuyo que me gustará está historia de amistad entre dos hombres.

Compré una reciente edición comprimida de 2.666, bastante mejor encuadernada que la que conocía, por tratarse de un libro del que escuché hablar maravillas a un amigo, gran lector, y de estas personas que además de leer mucho es exigente con los autores que decide leer. Según él, era un imprescindible y lo consideraba muy buen libro, y se dio la circunstancia que fue el libro que me recomendó el chico del puesto de la feria donde lo compré. Precisamente ese entre cientos. En casa me he enterado que las historias son independientes, y no entrelazadas como yo pensaba. Ya veremos si me atrapa o lo abandono;-)




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