24 noviembre 2013

Por los aldeas de Myanmar

Pensaba yo que en Myanmar se había detenido el tiempo y de alguna forma el país y su gente se habían fosilizado; pero supongo que el turismo en masas que llega a perturbar sus vidas ha contribuido a que despierten del letargo, y sientan y detecten la forma de sacar provecho de los que decidimos asomarnos a esas tierras... Es evidente que a los ojos de muchos birmanos somos un euro o un dólar con patas y que muchos están encantados de sacar un beneficio desmedido de la situación.

Iniciamos el viaje en Yangong, una ciudad con unos altísimos niveles de humedad, carísima y bien poco atractiva desde mi punto de vista, ni siquiera los templos más destacados que se asemejaban más a los espectáculos de Las Vegas que a un templo, la verdad, o el sosito mercado me resultaron bonitos ni agradables. Media tarde y una mañana de estancia, suficiente.

El viaje en bus hasta Kalaw fue bastante agotador, llegada a las 4am después de 9 horas con vídeos y karaoke y prácticamente todos los lugareños cantureando... Entre glorioso y tremendo. Y para terminar, 3 horas de descanso en horizontal antes del encuentro con el guía en el hotel a eso de las 8am...


Habíamos contratado un trekking durante 3 días desde Kalaw hasta el lago Inle, durmiendo las dos noches en casas de familias locales, supersimples, con baños con "ventanales" tan amplios como este de la foto... Lo del biombo tiene su gracia jajaaa y la piara de cerdos a 2 metros igual no tanto...

Era la Myanmar rural lo que nos atraía junto con la idea de compartir  tiempo con la gente, tanto familias como el guía. Si bien los  paisajes eran preciosos y realmente nos dejaron estampas en nuestras retinas dignas de ser recordadas, no puedo decir que me resultaran espectaculares. Por otro lado, con la gente de las aldeas apenas hubo contacto, las familias de las casas apenas asomaban tímidamente y la gente de las aldeas, pues había de todo, desde los que sonreían abiertamente, los más tímidos, los que te miraban con extrañeza e incluso los bordes. Los niños eran en general los más agradecidos, sonrientes y cariñosos.






De un guía turístico una espera que te cuenten cosas de lo que ves, de SU país, viven de eso, no?? No esperaba una conversación con pinceladas políticas, pero al menos que te hablen de las costumbres e intercactuen con lso campesinos, y no tener que tirar de batería de preguntas, no sé, igual es el carácter tímido lo que les hace parecer poco interesados en comentar... aún así, si decía el guía que este Presidente pensaba en el pueblo y que era mucho mejor que el anterior... Estos dos eran majetes, respondían a lo que les preguntabas, sin más, y hasta iban charlando entre ellos tan campantes... Cocinaban bastante bien, eso hay que reconocerlo, aunque nuestros estómagos hubieran agradecido mucho menos aceite!! 

Un home stay nada bonito. Me faltó un mayor contacto con las familias de las casa donde nos alojábamos, el hecho de que no hablen inglés no debe ser impedimento para eso están los guías para traducir d ela manera que puedan!

Y llegamos al lago Inle!


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