13 julio 2009

De la costa marroquí al interior

Estar de vacaciones es una delicia, y volver a Marruecos siempre es un placer.

Primer punto donde nos dejamos caer: Essaouira, que parece que ha conseguido una categoría musical y cultural a nivel internacional, gracias al Festival de la Música del Mundo que atrae a amantes de la música de otras zonas del país y de otros países, como fue nuestro caso. El buen ambiente que esperábamos encontrar y el hecho de que se trate una ciudad diferente a lo que uno espera ver en el país, hizo que lo contempláramos como primera etapa del viaje.



El ambiente en el escenario de la playa, y al atardecer, era fabuloso, y disfrutabas de la puesta de sol mientras escuchabas unas melodías de fondo de los grupos que en allí ensayaban. Por la noche, ríos y ríos de gente por sus calles y plazas, demasiado mogollón desde mi punto de vista. En general, día y noche, el deporte allí es mirar, de manera que la gente se sienta en el muro de la playa, en un banco, y simplemente mirar al que pasa. Qué cosas.



Confieso que no sé si me gustó volver a Essaouira, es decir, me gustó, pero guardo un mejor recuerdo de la primera vez que estuve allí, y me da un poco de pena quedarme con cierto sabor amargo cuando pienso en que hace cuatro años, sencillamente, me encantó.


No obstante, no solo es recomendable, pienso que es también imprescindible en un viaje a Marruecos. Una ciudad amurallada con una medina catalogada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001, con cierto aire bohemio algo que según he leído, sirvió como fuente de inspiración de artistas; con un montón de placitas, tiendas y galerías de pinturas se acoplan a ese entorno singular en cuya herencia cultural e histórica han participado desde los fenicios, hasta los portugueses o algunos sultanes sauditas. Me recuerda un poco a Tarifa, la verdad. Su riqueza gira en torno a la pesca, no en vano se come un pescado delicioso y recordaba yo que muy bien de precio…, y también en torno a la venta de productos de artesanía y joyería.


Dos cosas me crispan un poco respecto a los días en esta ciudad. Por un lado, no tuve demasiado tiempo para callejear y cotillear en sus tiendas, cosa que me ha llevado a bajar el presupuesto de gastos varios, y por otro lado, el pescado que comimos no era lo que nos apetecía, pero es el problema de elegir y después encontrarse uno con más gente que en principio sabe más que uno…, no sé el motivo pero siempre asientes a la peor de las opciones.


Aún así, la langosta estaba buena, aunque no es lo que más me atraiga…

El caso es que ambas cosas creo que han influido para que piense un poco en negativo con respecto a esta etapa del viaje, aunque me sigue pareciendo una ciudad encantadora.





Homenaje al mejor café que probé durante todos estos 10 días!!




Dos días después, pusimos rumbo al interior del país, pasando de nuevo por Marrakech y con destino final Ouarzazate. Tal y como intuíamos, el trayecto se hizo bastante pesaaaaado sobre todo por el desfile de curvas de la segunda parte del viaje, de tal manera que cuando llegamos a Ourzazate apenas teníamos ánimos para dar una vuelta por la ciudad, y tan solo salimos a cenar a un restaurante local en una calle muy, muy animada. Mucha, pero mucha gente en la calle, una verdadero aluvión de gente de todas las edades, padre, madre y sus niños. Qué ambientazo. Increíble.

Nos acompañó Joaquín, el conductor con coche que habíamos contratado, que en realidad se llamaba Yassir o algo así, pero uno decidió llamarle Joaquín y casi siempre nos referíamos a él como Joaquín que a veces derivaba en Yasmin... Un tipo muy majete y con un coche fabuloso, con capacidad para 6 personas y los equipajes.

En Ouarzazate nos alojamos en un sitio que a mí, particularmente, me encantó: Le Petit Riad, un lugar realmente acogedor y con mucho encanto, el que más me ha gustado de todo el viaje sin duda. Su dueña, Fátima, la primera mujer guía turística del país te puede facilitar un montón de información de la zona y aconsejar sobre todo lo interesante que hay que ver en la ruta hacia Merzouga o hacia Marrakech y tiene además, una práctica biblioteca. Creo que en ese sentido desaprovechamos un poco sus conocimientos, entre otras cosas por la falta de tiempo ya que no éramos sus únicos clientes.



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