06 julio 2008

Triunfos personales

Ya sé que ganar la Eurocopa ya no es un tema de actualidad y que a fecha de hoy quien está en el candelero es Nadal; pero es que tengo una agenda tan completa que apenas tengo tiempo de plasmar aquí mis escritos.

Lo que pretendía yo haber contado hace días es lo mucho que ha cambiado mi vida en el último mes. Me entero de que soy creativa y, además, descubro que me gusta el fútbol. Lo más gracioso de la situación es que me lo he pasado en grande viendo los partidos en los bares a pesar de que sigo sin entender muy bien las reglas, eso de las faltas y el dichoso fuera de juego, que es para Máster... y se me ha atravesado de la misma forma que el Derecho Fiscal en la universidad. Hombre la teoría la comprendo, pero en la práctica no lo veo claro y cuando me entero del F-de-J es porque ya lo han gritado siete personas a mí alrededor, generalmente hombres, debe ser que en Marte tenían mejores profesores que en Venus;-)

Y con el tenis me pasa un poco lo mismo. Este chavalote tiene cara de ganador, al menos yo lo veo así, y por ello espero no equivocarme y que consiga hoy la victoria que se merece.

Hay quien dice que sólo el hecho de intentar esforzarse con el fin de lograr lo que uno ambiciona en la vida bien puede ser considerado ya un éxito. Está claro que el esfuerzo puede ser un buen principio del éxito, pero
eso de tener éxito es subjetivo porque depende de lo que cada uno desee para sí.

Considero un éxito personal el hecho de poder y saber elegir, y disfrutar de lo que hago, algunas veces incluso poder contagiar de alguna manera a otros. Conseguir ver lo positivo en cada cosa que me pasa, descubrir lo bueno y lo mejor en los demás, tener deseos de aprender y conversar sobre lo aprendido con la gente de mi entorno. Mantener cierta calidad de vida, la que yo elijo dentro de mis posibilidades, tener nuevas ilusiones, entusiasmarme con la compañía de buenos amigos, disfrutar del cariño que me demuestra mi sobrinín; reírme y sonreír con frecuencia, y troncharme de risa muchas otras; ver a mis padres felices y orgullosos de sus logros, entre los que me incluyo… Y luego está lo menos guay, por ejemplo, el saber encajar las decepciones…, cosas como soportar la traición de los que dicen ser amigos. Y otras que me guardo para mí.

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