07 marzo 2008

El calendario

El calendario es así, y en ocasiones traslada a nuestra memoria momentos que un día fueron y ahora no son. Algunas veces, la vida nos arrastra por calles que nunca hubiéramos pensado que íbamos a transitar; otras veces, cuando por fin nos convencemos y alegramos de que una situación va a ser para siempre, va la vida y se toma la libertad de indicarnos, generalmente de una forma descortés, que nada es perpetuo.

Siempre sucede así. Hay personas que entran en nuestra vida y otras que salen, un ir y venir que resulta a veces punzante porque es difícil aceptar que ya no podremos contar con ellas. Lo verdaderamente importante y seguro es que, sobre todo para lo malo que acontece en nuestra vida, nos tenemos únicamente a nosotros y punto. Y esto que a priori puede parecer una faena de las gordas, tiene su punto positivo al creer que la felicidad depende de nosotros mismos, de lo que pensamos y de cómo actuamos. Ahora que por fin lo he comprendido, conservo lo bueno de cada experiencia compartida y lo mejor de cada persona que ha formado parte de mi vida, que ha provocado buenos sentimientos en mi persona y que de alguna manera ha sacado en esa etapa lo mejor de mí. Y entiendo que ha sido así, porque yo con la gente con la que no me siento bien, sencillamente, no estoy.

El caso es que a mí me gusta donde me ha llevado el autobús de mi vida. Yo es que soy proletaria, y a veces también cómoda, porque no tengo coche pero en algunas ocasiones viajo en los de los demás. Y a pesar de las contrariedades sufridas, como todo el mundo, lo cierto es que la saboreo con gusto porque entre otras cosas, tengo un arcón lleno de promesas que me ilusionan y que deseo cumplir. Me sigue faltando tiempo, eso sí.

Y me ha gustado también recordar cómo era Ana hace dos años. La mujer que conoció Praga la Semana Santa de entonces, de la mano de un hombre con el que fue absolutamente feliz. Un viaje en el que puso mucho empeño, excepcional porque estuvo plagado de historias contadas por amigos suyos checos, de maravillosos paseos, de pocas compras y bastantes cosas curiosas, de acogedores cafés, del impresionante concierto de jazz en aquel antro de lugar (pedazo de orquesta!!), de bonitas cervecerías, del tostón del teatro negro…, qué dinero más mal empleado!! Son recuerdos entrañables que he archivado con afecto, sólo con afecto, en mi memoria porque he escogido sonreír por el hecho de poder repasar escenas de aquello que viví, que me encantó y que disfruté un montón. No creo equivocarme al manifestar que ni siquiera el tiempo cambiará estos sentimientos.


Entrada de un café muy especial, y singular


Para los que no conocéis Praga, es una ciudad con mucho encanto y muy, muy romántica, en definitiva, un destino totalmente recomendable. Algún día relataré mis viajes del pasado, tal vez enlazando este blog a otro; pero de momento, os dejo algunas fotillos, mudos testigos de momentos que permanecen plasmados en un álbum.

La historia de este pedazo silla, es muy curiosa, pues según nos contaron llegó hasta Amsterdam a consecuencia de las inundaciones en 2.002.



Puente de Carlos, con el Castillo al fondo


Otra vista del Puente de Carlos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ana!

Ya ves, la vida esta llena de sorpresas y siempre está en obras, cuando una se termina empieza otra. A cada uno le echa lo que aguanta y si lo has soportado y no te has muerto, más fuerte sales y al final las cosas ya no llegan a asustarte, te quedas frío pero con el gusto de conocerte a ti y saber que nada es importante que todo es relativo, que tú puedes cambiar el mundo cambiando tu punto de vista. La vida sacude a los que tenemos muchos anhelos y deseos de vivir de verdad hasta sacarnos las energías superfluas para que nos mantengamos en un estado medio abobado medio sabio que nos permite ver todo con más distancia y con las emociones justas, no más ni menos.

Es eso ser feliz?

Ana dijo...

Hola Anónimo, a este paso os voy a tener que numerar... Tengo que cambiar el formulario, pero yaaaaa

Sinceramente, creo que en ese sentido ya estoy bien fortalecida y que he pasado suficientes pruebas. Y sí, ahora mismo estoy feliz, mañana no lo sé; pero me esfuerzo por serlo, como si fuera el último día.