11 enero 2008

Los Reyes Magos

He empezado el año en la cama, que dicho así podría sonar estupendo y hasta envidiable para el que lo lea; pero, envuelta en edredones, brindando con jarabe y durmiendo con un plato de cebolla a mi vera, no es algo precisamente excitante. No obstante, ya estoy con el termómetro al 10 y, dado que confío mucho en mí misma, voy a hacer lo posible y lo imposible para que este 2.008 sea un año redondo en mi vida. Ea.

En mi lista de peticiones a esos Reyes tan Magos que nos venden, además de un mundo mejor y más lógico, les he solicitado amablemente sacos, fundamentalmente sacos.

Sacos de salud, para repartir entre aquell@s que quiero, y algo para mí, que falta me hacía también. No esperaba recibir “tos” a raudales como regalo de cumpleaños pero así ocurrió…

Sacos de paciencia. Me considero una persona bastante paciente pero está bien tener un pequeño stock por si llegan las vacas flacas…

Sacos de capacidad de comprensión, que me facilitaría mucho el análisis y conclusiones de todo lo que acontece en mi vida.

Sacos de momentos felices. Los desdichados son así de caprichosos, y se permiten el lujo de llegar sin invitación.

Sacos con nuevas ilusiones y proyectos. Que no mueran mis sueños, que ni siquiera enfermen… Pero, lo más importante es que se materialicen porque al fin y al cabo pensar en cómo ponerlos en práctica me mantiene activa y me da vidilla, y eso me encanta.

Si me paro a pensar y rebobino en el tiempo, le pedí lo mismo al 2.007 sólo que algunos de esos sueños no se cumplieron. Debería haber estado preparada para este tipo de contrariedades, cierto. Este año al menos, espero que con mi esfuerzo logre protagonizar algunos de ellos, por ejemplo, seguir viajando donde me apetece y divertirme tanto como lo estoy haciendo últimamente. Y es que, escribir el guión de la película de nuestra vida está muy bien, pero siempre será mejor llevarlo a la gran pantalla, digo yo. Sólo es una opinión, pero en eso estoy.

No hay comentarios: