Si un
padre y una madre son protectores, qué decir de los abuelos!
Siempre me he sentido
superafortunada por haber tenido a mis abuelos tan presentes en mi vida y tantos años a nuestro lado. Los paternos presentes a diario, vivían justo
enfrente de mi cole! no sabéis lo envidiable que es tener una abuela que te busca en el
recreo para darte gominolas o un bollito de chocolate a través de la valla. Los
maternos vivían en un pueblo a 7 Km, nada mal tampoco.
Ya está apunto de llegar noviembre. No me
gusta, por eso intento irme de vacaciones. Es un mes con poca luz,
frío y triste, además, todos mis abuelos han fallecido en este mes y la verdad
es que por todo ello le tengo un poco de manía.
Pero ahora estaba pensando
también en los momentos de mi infancia en El Bierzo y en todo lo que me
aportaron esas vivencias, en lo que he aprendido de cada uno de ellos y en eso rasgos de mi personalidad que quizás viera y escogiera para mí de todos ellos, tal vez no conscientemente,
pero en todo caso lo que estaba analizando es que parte de como soy se lo debo a mis padres y abuelos, de como soy y lo que soy, y
también a mis parejas y amigos.
De
mi abuelo materno creo que elegí el sentido
de la responsabilidad y la aspiración hacia el trabajo bien hecho, las
magníficas
relaciones sociales, la ternura, la prudencia, la nobleza. Supertrabajador, sonriente, cariñosísimo,
superfácil de querer, tremendamente confiable, tolerante y paciente y ya
me gustaría ser la mitad de humilde y generoso de lo que
él fue en su vida. Un hombre noble e íntegro que ha sido un gran
referente en
mi vida, le vi luchar por su vida y le vi morir, y aún en muchos momentos sigo echándole de menos. Recuerdo sus cariñosas cartas que me
escribía tenía una letra preciosa! cuando yo vivía en Londres y esa llamada a los 80 y pico para
preguntarme
si le regalaba la bicicleta para ir al super ya que le quedaba un poco
lejos, una
bicicleta que me habían regalado ellos!, pero como era mía consideraba que me tenía que
pedir permiso. Recuerdo un guiso de carne que cociné y que le encantó, pero ya al final comentó que tenía poco caldo, que a ver si para otro día... No sabéis la de veces en mi vida que me he acordado de ese guiso poco caldoso, que mira que hubiera sido fácil de arreglar, ingrediente más simple... y cuanto lo sentí.
De mi abuela materna, bueno, ella era superactiva
y con gran capacidad para administrar y coordinar tareas, y tengo que decir que bien coqueta, esto también lo he heredado. Mujer con carácter, discreta y celosa de su intimidad.
De mi abuelo paterno me parece que me he pedido el carácter
jejee y la curiosidad y ese afán por saber y conocer. Le recuerdo siempre con libros en
sus manos, sabía un montón de historia y tenía anécdotas para cada situación, un hombre chistoso con semblante serio y una
memoria envidiable; comiendo con su vinito, y con la radio pegada a la oreja especialmente los domingos, la pasión por el
futbol ya no la tengo. Me moriré sin entender el fuera de juego.
De mi abuela paterna la
inocencia y el sentido del humor, era encantadora, realmente sociable, parlanchina y tremendamente divertida,
le decíamos algunos de sus nietos que si fuera más joven la llevábamos a Hollywood
porque como guionista no tenía precio! Las películas nunca terminaban bien para
ella! Entrañable y bondadosa a más no poder. Qué arte tenía para cortar
patrones y coser, recuerdo un disfraz de avispa que me hizo precioso! y qué ricas sus patatas a la importancia y los macarrones al dente! Puro nervio, un no parar, supongo que con 7 hijos que tuvo se habituó a ese ritmo!
Contenta. Me río al recordar estas y otras anécdotas más personales. Y digo, gracias, Universo! por tantos
buenos momentos y por haberme permitido disfrutar tantos años de todos ellos, siendo incluso la envidia de muchas de mis amigas. Me surge la duda... yo no sés si les llegué a decir realmente lo mucho que les quería.
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