24 enero 2010

Coordenadas favorables

Efectivamente,todos preferimos la felicidad a la desdicha, la serenidad a la angustia, el afecto al odio, el arrojo a la cobardía, la generosidad a la mezquindad... Pero resulta que llegamos a la etapa esta que podríamos llamar la “madura juventud”, y sentirnos a veces que no somos como nos gustaría ser, y darnos cuenta, por ejemplo, que tenemos un estilo sentimental tan adiestrado que se resiste irremediablemente a la idea de cambiar.

Supongo que mujeres y hombres buscamos lo mismo en el amor, fundamentalmente nos importa el hecho de sentirnos apreciados y apoyados por la otra persona. Queremos sentirnos seres especiales, cuidar y mimar al otro e indiscutiblemente recibir lo mismo; nos gustaría llegar a casa y que nos esté esperando un humano y no un buldog, o ambos. Deseamos que nuestros problemas interesen a alguien, que nuestras palabras importen, sentir que alguien se preocupa por nosotros. Y sí, nos gustaría sentir que hemos acariciado un corazón, uno que no es el nuestro, y sentir que la vida de sus dueños ha mejorado y mejorará más aún a partir de ese momento porque las buenas parejas mejoran sus vidas y son mucho más que la suma de dos.

Tenerlo claro ya es un gran paso, pero no es tarea fácil ni aclararse con lo que nos resulta imprescindible, ni coincidir con alguien que nos aporte todas esas cosas. Y si difícil es que se den las coordenadas favorables de día-hora-lugar para coincidir con esa persona ideal que nos haga sentir tan estupendamente, para conocer y enterarnos que es esa persona y no la del al lado, no digamos mantenerse juntos…. eso ya es de Máster!!! Está claro que hay que estar por encima del tiempo y del espacio. Se requiere ilusión y deseo, capacidad de entrega y un gran esfuerzo, y además de todo eso, tenemos que ser agradecidos y ser capaces de proteger esa historia, que para eso somos inteligentes, digo yo.

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