La mayoría de la gente no se plantea con
qué tipo de persona quiere compartir su vida, tanto en cuestión de amigos como
de pareja; las respuestas a esa pregunta suelen ser bastante simples
y no van más allá de que sea buena persona, simpática y que me guste.
Cuantos más años pasan y más veces me
tropiezo en cuestión de amores, más convencida estoy de que para poder
compartir todo o parte del resto de vida con alguien, no es suficiente el
enamoramiento y la base es compartir valores, intereses y visión. Además, me he
dado cuenta que cuando buscas desde la necesidad los hombres
que llegan a ti son de todo menos los adecuados, no quiero decir con
esto que sean malas personas pero no son convenientes para lo que quiero y
necesito.
He podido observar que la atracción por
determinados aspectos ha ido cambiando y por ejemplo hace unos años me atraían
y me parecían interesantes los hombres más serios, y ahora me atrapan los
afectuosos, sociables, con sentido del humor y con un punto de locura, y sobre
todo con buenas e interesantes conversaciones. En esto tiene que ver que yo me
he descubierto a mí misma!
Si me fijo en mi escala de valores, lo
que más me importa es que la persona sea honesta y confiable, que sea
auténtico, que esté bien equilibrado, me refiero a su mente y su corazón, y que
no se desmorone ante contrapies de la vida; que cultive sus valores; alguien
generoso, dando y recibiendo, y agradecido con la vida y con su entorno. Que
sepa vivir intensamente cada momento con alegría y con ganas de querer y de
darse a conocer; que disfrute compartiendo y sea capaz de valorar y apreciar
los detalles sin necesidad de grandes placeres; que sea claro e independiente
en sus decisiones, pero flexible ante los cambios y sobre todo, esto es muy
importante, que haya evolucionado espiritualmente y que esté
interesado por descubrir cosas nuevas, escuchar, apreciar y respetar puntos de
vista diferentes y por tanto dispuesto a desechar sus antiguas opiniones o al
menos no estar en constante argumentación con su idea y estresarse por ello...
esto es lo que se llama alta diferenciación, un concepto que he aprendido hace
relativamente poco tiempo. La diferenciación es la capacidad que tenemos de
soportar el estrés en situaciones en las que pensamos o nos comportamos de
forma diferente al resto del grupo... ¿Soy capaz de mantener mi
opinión aunque sea distinta sin que me produzca estrés, sin sentirme
mal por ello?.
Bien, pues yo a este Hombre, fíjate,
querido blog, que lo admiraría, es obvio que este sentimiento de admiración ha
de ser mutuo, y además presumo que disfrutaríamos ambos con el autoconocimiento
y en la línea del desarrollo personal de cada uno, senderitos cercanos y cada
cual con lo suyo y a su ritmo, sin tratar de atraparnos mutuamente; amor
presente y sentimiento de apoyo pero sin que ello implique posesión.
Un hombre que se alegre de mis progresos como yo de los suyos, que me preste su
apoyo y sepa aceptar el mío. Para
mí es esencial la energía, esa curiosidad y esas ganas de aprender, de Ser y
Sentir, de evolucionar... y por supuesto, todo ello regado con humor:-)
Algún día nos conoceremos.
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