08 marzo 2009

El valor para saber perdonar

Nada podemos cambiar cuando nos referimos al ayer. Y nada podemos hacer para modificar un mañana que no ha llegado aún. Sin embargo, tratándose de hoy aún estamos a tiempo de cambiar nuestra forma de pensar y ser capaces de escribir una carta, marcar un número en el teléfono, hablar y reírnos, y hasta perdonar… Sólo tendríamos que plantearnos un cambio de actitud.

Perdonar, cuesta un poquito, eso sí es verdad. Pero merece la pena el esfuerzo, porque entre otras cosas es un poco absurdo recrearse en el pasado, dejar las heridas abiertas, cultivar resentimientos y continuar sintiéndose víctima de aquellos que nos han herido.

Perdonar supone en cierto modo redactar un Decreto Ley, y cumplirlo, y aceptar y convencernos de que todo eso tan dañino que un día irrumpió en nuestra vida, ni truncará nuestro presente ni mucho menos nuestro futuro, aunque en algún instante hayamos podido pensar que desmanteló nuestra vida en el pasado. Y el hecho de aceptar no significa en absoluto olvidar las cicatrices de nuestras vidas, ni tampoco temer hablar de ello. Simplemente, sucedió. Forma parte de nuestra pequeña historia y seguro que algo habremos aprendido de ese momento amargo, porque entre otras cosas, nos ayudará a apreciar más los instantes dulces.

Creo que conseguimos perdonar, cuando logramos por fin poner nuestros cinco sentidos en todo lo bueno que nos aporta la vida, sin obsesionarnos en lo malo que ha acontecido. Y todo esto se consigue, tal vez hay que empezar por desearlo.


Actualizo el 26 de marzo,

Lo que es la vida... Este post lo escribí pensando en lo que estaba viviendo otra persona, y después de unos días me lo tengo que aplicar a mí misma... Aprovechando que es jueves, igual debería hacer una primitiva...


No hay comentarios: